viernes, 30 de abril de 2010

ANTROPOLOGIA DE LA FIESTA Y SU INFLUENCIA EN LA CULTURA HISPANICA (Capítulo IV)


Por El Zubi

Hace unos años asistí a una corrida de toros en la Maestranza dentro del ciclo de la Feria de Abril. Eran aquellos años de intensa tensión y crispación política, 1995 creo,  entre el PSOE (en el poder) y el PP (en la oposición). Aquel año que se destaparon a la opinión pública varios escándalos, como el de Filesa, Ibercorp, el GAL, los Fondos Reservados,  y los trapicheos y trinconeos del ex-director general-sinvergüenza  de la Guardia Civil, Luis Roldán.  Recuerdo muy bien aquella corrida de toros: toreaba Ortega Cano,  Emilio Muñoz y Ponce. La corrida salió absolutamente mansa y blanda, toros como bueyes. Un desastre, por el aburrimiento y el desánimo en el público. En el cuarto toro y ante la falta de fuerzas del bicho que cayó de nuevo al albero, en uno de esos silencios de la Maestranza, sonó una voz profunda desde los tendidos de sol que dijo: “Estos toros  son  también unos corruptos”, expresión que, ante el evidente aburrimiento de la tarde,  levantó una fortísima ovación de toda la plaza, que imagino, debió dejar bastante desconcertado al maestro Ortega Cano que lidiaba en esos momentos al segundo de su lote. En esta pasada Feria de Abril, en la 13ª de Feria, ocurrió durante la lidia del sexto toro, que salía del caballo suelto y sin ganas de pelea. Le tocó en suerte a Alejandro Talavante. El público de la Maestranza muy discreto y educado siempre, estaba ya muy aburrido y deseando que la cosa acabara, después de aguantar en los tendidos una tarde lluviosa y gris y una corrida más mansa que los cabestros que estaban en los chiqueros. En uno de esos silencios que sólo se viven en la Maestranza, desde los tendidos de sol sonó una voz fuerte y recia que dijo como una sentencia: “Canorea… ¿dónde has comprado los toros… en los chinos…? La carcajada  y la ovación cerrada fue de toda la plaza que agradecía así una gota de humor en una tarde tediosa y amargante. Estos son dos ejemplos de como en una corrida de toros se puede palpar la psicología, la sabiduría y el sentido del humor del pueblo llano.
Pedro Laín Entralgo apuntó acertadamente la idea de que “para España y para la Humanidad valieron más ’Paquiro’ y ‘Cúchares’, productos específicos de la vida española, que cualquiera de los petimetres afrancesados del Madrid de 1.800 que andaban en el gobierno o en torno a la corte del Rey”.  Es curioso como a las etapas ya pasadas de nuestra historia, se las identifica no solamente con quien reinó o mandó con tal o cual Gobierno, sino por los toreros que mandaron  en la Fiesta en esos años. Por eso no es raro oír  frases como: “En tiempos de Lagartijo y Frascuelo ...” o “Aquella  Sevilla de Joselito y Belmonte “, o  “la Córdoba del Guerra o de  Manolete”. Por eso hay que admitir que la Fiesta  de los toros forma parte de nuestra psicología nacional.  Pérez de Ayala decía que estas frases  son “elogiadores del tiempo pasado”.
De otro lado, no han faltado en la historia reciente, interpretaciones psicoanalíticas de la Fiesta de los Toros, interpretaciones psicológicas del subconsciente humano, de la relación que se establece entre el toro (que para algunos psicoanalistas simboliza al hombre) y el torero  (que simboliza a la mujer). Aunque otros psicoanalistas piensan que el torero es el hombre y el toro la mujer imagino que por el hecho de que el torero penetra al toro con el estoque, un símbolo “fálico” sin duda. Aunque esto es lo que dicen algunos psicoanalistas. El escritor Fernando Sánchez Dragó por ejemplo, lo ve de otra manera y habla de la plenitud erótica que puede dar el torear a gusto. Esta teoría me parece más razonable que la anteriormente mencionada, y la refuerza aquello que dijo el maestro Antonio Chenel “Antoñete”, al referirse a aquella histórica faena que la tarde del 15 de mayo de 1966,  hizo en las Ventas al famoso toro blanco “ensabanáo” de Osborne con la que el torero madrileño protagonizo una de su varias resurrecciones profesionales, y tal vez su gesta taurina más importante. Antoñete manifestó: “A Atrevido (que así se llamaba aquel toro), no lo toreé, lo amé intensamente como se quiere a una mujer. Cuando pasaba bajo mi mando el placer me inundaba. Temblaba por dentro, gozaba como nunca”. La frase como habrán comprobado es más que ilustrativa, es definidora de lo que un torero puede sentir  cuando torea a gusto a un toro. Cuando seiscientos kilos de muerte te rozan la taleguilla y te embraguetas, te despatarras, y  no notas las piernas y parece que flotas y tocas la gloria, y toro y torero son casi una misma cosa, igual que el enamorado en brazos de su amada siente la unidad y la plenitud de la vida, en  el momento culmen de la comunicación entre un hombre y una mujer. 
(Continúa mañana)

jueves, 29 de abril de 2010

ANTROPOLOGIA DE LA FIESTA Y SU INFLUENCIA EN LA CULTURA HISPANICA (Capítulo III)


Por El Zubi
La Fiesta de los Toros tiene en sí muchas cosas que si reflexionamos detenidamente sobre ellas veremos que es un acontecimiento más que insólito.  Consigue por ejemplo poner a los espectadores de distintas clases sociales al mismo nivel. Lo que Tierno Galván llama “espectáculo que unimisma situaciones sociales distintas”. En la Plaza de toros las diferencias sociales que separan a los hombre unos de otros se borran. Todos los que miramos desde los tendidos  y gradas al torero jugándose la vida, somos psicológicamente y desde el punto de vista español, inferiores a él (al torero). Esta inferioridad iguala a todos los públicos sean de la clase social que sean. Todos los que asistimos a este espectáculo estamos, sin decirlo, haciendo en silencio una confesión pública : en valor,  arrojo  y hombría, el torero vale mas que yo. Es pues, si observamos con detenimiento, una actitud colectiva de humildad y una lección para quien concede demasiada importancia a las diferencias de clase y poder económico. Ante los toros, el aventurero y burlador de la muerte vive de modo superior a los demás. Por eso el torero es el símbolo de la hombría heroica.
Don Ramón de Valle Inclán por ejemplo, veía así al torero Juan Belmonte: “Belmonte es pequeño, feo, desgarbado y si me apuran mucho, ridículo. Pero cuando Juan se coloca ante el toro, ante la muerte, Juan se convierte en la misma estatua de Apolo”. Recordemos también a modo de ejemplo, como Federico García Lorca definió a Ignacio Sánchez Mejías en la “Elegía” a su muerte: “No hubo príncipe en Sevilla / que comparársele pueda, / ni espada  como  su espada / ni corazón tan de veras”. Ignacio aparece aquí como un paradigma de humanidad, como un claro varón de Andalucía,  como “Antoñito el Camborio”: “digno de una emperatriz”.  El torero es el “hombre-héroe”  que arrastra a las masas, un ídolo para el pueblo. Los toreros son los héroes  de la sociedad, también en este siglo XXI, a pesar de los momentos por los que atraviesa la tauromaquia actual. Sin duda los toreros  están hechos con la pasta de los héroes.
Por otra parte, el español identifica sin ser consciente,  al torero con la figura de Don Juan Tenorio, un personaje que caló hondo en la psicología y la cultura española y que definió muy bien el doctor Gregorio Marañón en amplios ensayos. Don Juan Tenorio y la figura del torero coinciden en muchos puntos. Son, por decirlo de alguna forma, dos versiones de una misma  y profunda postura ante el mundo y la existencia. Son como las dos vías del tren que discurren por separado cercana una de otra pero paralelas. Don Juan burla a las mujeres y el torero al toro. Don Juan juega con el amor que es la vida, y el torero juega con  el toro que es la muerte. La presencia de la muerte en la fiesta, es el elemento principal y constitutivo de ella. El espectador asiste a esa esencial cuestión de “ser” o  “dejar de ser” (que decía Shakespeare). Porque el espectáculo de los toros es “el posible advenimiento de la muerte”. Los toros son el único “acontecimiento” o espectáculo en que la muerte es por sí misma espectáculo. Incluso la lidia del toro es, la preparación adecuada del toro para la muerte. 
Pero volviendo al dilema “Torero-Don Juan Tenorio”, observemos como   la burla de la muerte y la burla de la vida son un juego elemental en el que la existencia cobra la plenitud de su sentido. La existencia para nosotros es en sí misma una aventura, el vivir cada día, levantarnos cada mañana y luchar en esta vida, ...y si a ésta aventura de existir cada día le añadimos la conciencia y el placer del aventurarse con la muerte, se logra vitalmente la plenitud.  Pues bien,  esa imagen de ídolo envidiado por las masas de gradas y tendidos, es la que en una plaza de toros hace que las clases sociales desaparezcan, y nos unifique  en la admiración al héroe.
Decía  Ramón Pérez de Ayala “que en los toros, espectáculo sobremanera apasionado, se descubre constantemente al desnudo el carácter español... En ninguna parte como en los toros cabe estudiar la psicología actual del pueblo español”.
(Continúa mañana)

miércoles, 28 de abril de 2010

ANTROPOLOGIA DE LA FIESTA Y SU INFLUENCIA EN LA CULTURA HISPANICA (Capítulo II)


Por El Zubi
En muchos pueblos y ciudades de España, la Fiesta va unida inevitablemente a la cultura del toro. Sin los toros no habría Fiesta. Recordemos aquel episodio en que un toro de El Raso, coprotagonizó el episodio del milagro de San Pedro Regalado, patrón de Valladolid y desde 1951 patrón de los toreros. En Almodóvar del Campo (Ciudad Real), en Cuéllar (Segovia), en El Viso de los Pedroches (Córdoba), en Elche de la Sierra (Albacete), en Coria (Cáceres), en La Bóveda de Toro (Zamora), en San Sebastián de los Reyes (Madrid), en Arroyo de la Encomienda y en Medina del Campo (Valladolid) o  en Pamplona por San Fermín y en tantos otros pueblos de España, hay algo más que encierros y corridas de toros. Hay un estallido colectivo, ritual, casi religioso que conviene observar y tener muy en cuenta.  
Una vez sentadas las bases del  germen de la Fiesta hay que analizar a ésta desde los distintos puntos de vista a donde llega. Sorprendentemente, ha sido  el profesor Enrique Tierno Galván, quien a mi juicio mejor ha diseccionado los entresijos sociales, antropológicos y culturales de la Fiesta, de todos cuantos intelectuales han filosofado con mayor o menor fortuna sobre ella. Y digo sorprendentemente, porque dudo mucho, que el viejo  profesor, en 1951 fecha en que publicó el ensayo “Los Toros, acontecimiento nacional”  hubiera asistido a alguna corrida de toros ya que estuvo exiliado desde muchos años antes. Tierno Galván define como un acontecimiento a “la realización en espectáculo de una concepción del mundo o todo espectáculo que significa una concepción del mundo”. Por ejemplo una procesión de Semana Santa  es un espectáculo. La Opera es un espectáculo. Un partido de fútbol es un espectáculo y los toros... también lo son. Cada uno de estos espectáculos debemos de encuadrarlos dentro del carácter de la comunidad en que se encuentran, comunidad que por sí tiene una concepción del mundo que es la que da sentido a cada espectáculo.  Los “acontecimientos” además en nuestra civilización occidental, se van reduciendo a pura “espectacularidad”: por ejemplo un desfile militar, las procesiones de Semana Santa... y  algo similar ocurre con los toros, una actitud análoga a la de los romanos respecto a sus fiestas circenses. Sin embargo, los toros como acontecimiento conlleva una concepción del mundo que es exclusiva de los españoles.
La opera por ejemplo es un acontecimiento asimilable a los italianos. Algo parecido ocurre con los toros, pues ha sido una constante en la historia de España: un acontecimiento que aglutina sin duda la unidad de sus distintos pueblos, y en este país, ser indiferente a los toros como acontecimiento,  supone ser un extraño respecto a la generalidad psicológica de los españoles. El día que los españoles vayamos a los toros con el talante del que  va por ejemplo al cine,  España puede que esté muy enferma o puede haber muerto. Fíjense en lo que les digo. Y esto se basa creo yo en la lidia del toro, que es  algo que ocurre en esta tierra desde la antigüedad más profunda de la historia de España, por eso este animal, el toro, es el símbolo de lo español. Ahí se explica el por qué del odio y la fobia que algunos políticos nacionalistas descerebrados, tienen a este espectáculo, porque es algo genuinamente español, tal vez lo mas español de nuestra cultura. No hay que buscar por tanto en esa actitud hostil de esos necios, una postura ecologista, pacifista o medioambiental.
La lidia del toro como acontecimiento es junto con los espectáculos religiosos el que más tirón  y  mayor aglutinamiento social tienen. A las plazas de toros  asiste la mayoría del pueblo sin ausencia de ningún estrato social: allí hay siempre, personas de todos los gremios: comerciantes, artesanos, profesionales liberales, clero, nobleza y hasta el Rey. Las plazas de toros son pues los lugares asamblearios por excelencia dentro del conjunto urbano de edificios de cualquier ciudad española.  Es el lugar físico, social y psicológico en el que la totalidad de un pueblo convive intensamente en una misma situación psicológica, y esto hace que este acontecimiento sea singular, ya que esto no ocurre en ningún otro escenario urbano ni en ningún otro espectáculo.
En Inglaterra por ejemplo, el “acontecimiento definidor” siempre ha sido su Parlamento y el juego del “criquet”,  y en otros pueblos europeos sus instituciones políticas.  En España nunca ha sido así. Aquí las instituciones políticas nunca tuvieron ese carácter. El  español pobre o rico, se siente  protagonista  en la plaza como gran escenario, para hacer su papel. Es por tanto la Fiesta de los Toros, “la gran fiesta barroca”, el teatro barroco por excelencia con la plaza como escenario. Algo parecido a lo que ocurre con las procesiones de Semana Santa, en  que las calles se convierten en un gran escenario lleno de personajes espontáneos y cada uno hace su papel  sin necesidad de un director de escena.
Se puede hablar además de la Fiesta de los Toros como un acontecimiento democrático. El único acontecimiento o espectáculo en la historia de España en el que el pueblo manda y opina, influyendo directamente en lo que acontece en el ruedo. El único espectáculo en el que el público puede censurar e incluso insultar a la máxima autoridad del mismo. Un acontecimiento democrático que  ha convivido con cualquier sistema  político, que perduró en su espíritu democrático en el transcurso de cualquier sistema o régimen, que convivió con monarquías absolutistas y con  dos dictaduras, durante la de Primo  de Rivera y la del general Franco sin que sufrieran ningún menoscabo en su esencia democrática. En este espectáculo un pañuelo equivale a un voto. Aunque  es verdad que siempre han pesado más los pañuelos de sombra que los de sol.
De otra parte, los toros son el acontecimiento que más ha educado social e incluso políticamente al pueblo español. En el acontecimiento taurino había desde la antigüedad una estrecha colaboración entre la nobleza y el pueblo. Durante los siglos XVI y XVII se observa como el protagonismo en la Fiesta correspondió a la nobleza aristocrática. Los nobles eran quienes a caballo lanceaban a los toros. Un siglo después, en el XVIII, se impone el toreo a pie (a mediados de siglo exactamente), es decir el toreo del pueblo, que conquista definitivamente este acontecimiento social para sí y es cuando la nobleza pierde la función directora. Felipe V y Fernando VI (dos monarcas afrancesados), no vieron con buenos ojos este espectáculo y la nobleza aristocrática, seguidora como borregos de los gustos reales, abandonan la práctica de lancear los toros.  El acontecimiento taurino tiene pues mucho de insólito ya que se trata de una conquista del pueblo, que se apodera de lo que antes sólo compartía pero siendo un comparsa. El pueblo identificado con este acontecimiento, lo adoptó como suyo.
(Continúa mañana)

martes, 27 de abril de 2010

ANTROPOLOGIA DE LA FIESTA Y SU INFLUENCIA EN LA CULTURA HISPANICA (Capitulo I)


Por El Zubi
Quiero adelantarles que les voy a hablar de la influencia e importancia que la Fiesta de los Toros, como acontecimiento en sí o como espectáculo, ha venido teniendo en la sociedad española y en el mundo hispánico, (entendiendo “mundo hispánico” todo el arco de influencia cultural de España) y todo esto desde sus comienzos hasta nuestros días, tanto desde el punto de vista psicológico como antropológico, sociológico y cultural. Una influencia analizada además, desde los diferentes puntos de vista culturales de nuestra existencia y con las valiosas opiniones de intelectuales importantes de nuestra cultura hispánica, que han vivido y sentido la Fiesta de diferentes formas.
Pero empecemos por el principio. Todo lo relacionado con la Fiesta, incluso el hecho de que hoy estén ustedes ahí sentados dispuestos a escucharme a mí hablar de la Fiesta de los toros... todo tiene su inicio en el campo y tiene un proceso muy lento.  Como a los metales en la fragua, el toreo y la Fiesta se forjan despacio, con el paso cíclico y preciso de las estaciones. Lentamente  en la soledad del campo, en esas dehesas  solitarias, verdes y ocres, es donde se encuentra el origen, el inicio mas primario y puro del toreo y de la Fiesta. Porque si lo miran bien, la Fiesta de los Toros  es un espectáculo trasladado del campo a las ciudades. La magia del totem, el símbolo de Iberia trasladado a las ciudades  para romper el orden de la vida cotidiana  y culta. El toro, ídolo y símbolo de la fertilidad y de la fuerza, traspasa al hombre sus poderes genésicos en ese rito de sangre y muerte que es la Fiesta, esa anacrónica exhibición de la cruda realidad. Metáfora perfecta y exacta de nuestra existencia.
Es en el campo, señoras y señores, donde se inicia  el reto eterno del hombre y del toro.  En esas dehesas verdes y ocres, entre vientos solanos, heladas, torronteras y escorrentías, entre rocíos y florestas, entre alcornoques, encinas y acebuches. Entre marismas y monte, salitre y habas, en las dehesas interminables de la España brava, es donde está el reino del dios “toro”. Un reino que el hombre, celoso e inquieto de poder  y fuerza, osó invadirlo y tomarlo hace muchos siglos, y así llegó el toreo y llegó la Fiesta.
Por medio, hay siglos de observación y selección del hombre para llegar a la inexacta ciencia de la ganadería y la Tauromaquia: pelos, señales, hierros, fuego, navajas, garrochas y cencerros, consejos de mayorales, sabiduría empírica adquirida con los años, lograda de sol a sol, de helada a helada. Un corte de navaja en la oreja del añojo hecho al calor, al espeso humo y polvo del herradero. Un corte que sangra, olor que abrasa.  Olor a pelo y piel quemada. El herrado del toro se extiende con el quemado en su costillar que entra  en el numerario de la camada. El número que identifica a ese toro, que le quita misterio, que le mengua la individualidad   de su estampa.  Y luego viene su bautizo. Arrancado del nombre de su madre se crea mágicamente el suyo, que algún día en las Plazas de España, lo perpetuará en la fama para siempre como le ocurrió a  “Barbudo”,  a “Islero”, a “Atrevido”, a  “Bailaor”, a “Granadino”, a “Pocapena”, o a “Avispado”, a “Burlero”, a “Laborioso”, o a “Ratón” (por decir algunos toros importantes),  o que pasará desapercibido para siempre. En el campo, el nombre del toro es inseparable al de la madre, su nombre pertenece al paisaje...
Todo lo que entendemos como Fiesta, tiene su arranque en el campo, en las noches oscuras de las dehesas, en el inquietante sonido del reburdeo de los toros que barrunta tormenta o pelea. No puede explicarse la Fiesta sin el campo, ese templo sagrado del toro aún, donde muy pocos tienen acceso.
La cultura del toro posee raíces muy profundas en la peculiar “vividura” hispánica. La Fiesta constituye  un mito, un rito, uno de los máximos símbolos hispánicos.  Un sin número de nombres ilustres, de intelectuales y artistas, se han apasionado con este espectáculo y han encontrado en él inspiración para sus creaciones estéticas:  pintores, escritores, poetas, escultores, músicos, cineastas, pensadores... Nombres como Goya y Picasso, Hemingway, Orson Welles, García Lorca, Alberti; Bergamín, los Machado, Valle-Inclán, Gerardo Diego, Miguel Hernández, Sebastián Miranda, Romero de Torres, Zuloaga, Ortega y Gasset, Cela, Tierno Galván, Madariaga, Américo Castro, Gregorio Marañón, Lain  Entralgo,  Pérez Galdós, y para no cansarles con más nombres un largo etcétera  de personajes de talento que sintieron la pasión por este espectáculo que es, año tras año la representación de un rito sagrado.
Fernando Sánchez Dragó, en su libro “Gárgoris y  Habidis” ve en la Fiesta de los toros el elemento fundamental para entender la “historia mágica de España”.  Respecto al toro, Ángel Alvarez Miranda, Catedrático de Historia de las Religiones e intelectual  de la posguerra, en su libro “Ritos y juegos del toro” nos dice que el “toro es para el hombre primitivo, un depósito cualificado de energía creadora y reproductiva. El hombre cree poder utilizar esta fuerza de fecundidad para sus propios fines a través de la magia simpatética concomitante”. A partir de ahí, hay que entender las corridas de toros como un rito sagrado que degenera en un juego, en un espectáculo profano.
En la costumbre del  “toro nupcial” halla Alvarez de Miranda  el antecedente de las corridas de toros, que vienen a ser su desarrollo lúdico. Nuestros antepasados practicaban el rito del “toro nupcial”  en el solsticio de verano. Un día a la caída del sol, el hombre primitivo antes de aparearse con su hembra mataba un toro bravo, comía su carne y bebía su sangre. Se embadurnaba el cuerpo con sangre y con los puños en alto cerrados, gritaba con fuerza al sol que se escondía entre las montañas, y en el crepúsculo, sentía en esos momentos como, a través de esa magia simpatética concomitante, la fuerza, la virilidad y la capacidad reproductiva del dios toro penetraban con fuerza en su cuerpo. Así pues,  la realidad cultural del toro no se reduce a lo que ven en las plazas unos miles de espectadores. Culmina allí una larga historia, pero el mito, el rito, la ceremonia sagrada son muy anteriores. Ésta es a mi juicio una de las razones por las que en el ámbito hispánico, dan más preeminencia a las corridas de toros como acontecimiento sobre cualquier otro espectáculo de masas.
(Continúa mañana)


lunes, 26 de abril de 2010

SEVILLA: LOS MIURA LLEVARON LA EMOCIÓN Y EL MIEDO A LOS TENDIDOS DE LA MAESTRANZA EN LA ULTIMA DE FERIA


Domingo  25 de abril. 18ª y última de Feria. Plaza de la Maestranza: más de tres cuartos de entrada. Se lidiaron 6 toros de la ganadería de Eduardo Miura (Lora del Rio. Sevilla) y un sobrero del Conde de la Maza.  La corrida estuvo muy bien presentada. Toros con peligro, complicaciones y emoción. Abrieron plaza: José Pedro Prados “El Fundi” (fuerte ovación y saludos desde el tercio y ovación y saludo desde el tercio), Juan José Padilla (aplausos y saludo desde el tercio) y Rafael Rubio “Rafaelillo” (aplausos y fuerte ovación con saludo desde el tercio. Dos avisos).Presidió el festejo Anabel Moreno.
Por El Zubi
Corrida muy complicada para los tres espadas ayer en la última de Feria. La emoción y el miedo estuvieron presentes durante toda la tarde en los tendidos de la Maestranza por los toros de Miura, que apenas si dieron opciones ni siquiera de ser toreados, a no ser por lo que los tres toreros arriesgaron como valientes, tragándole hasta lo indecible a estas alimañas. Y es que el recuerdo del cornalón recibido por José Tomás en Aguascalientes 24 horas antes, revoloteó como un fantasma hasta el último reducto de la plaza. El Fundi, Padilla y Rafaelillo demostraron ayer lo que es ser torero, un oficio seguramente el mas difícil y sacrificado de todos cuantos existen, pues para vérselas con los seis trolebuses que ayer salieron por toriles en la Maestranza hay que tener muchos conocimientos, mucha afición,  valor, mucha cabeza y un corazón de torero enorme. Es lo que tienen estos toros de Miura con este encaste puro y antiguo, que hay que torearlos como se hacía antiguamente, con aquella tauromaquia de dominio, de poder a poder entre el toro y el torero y que debe desembocar  en el triunfo del torero que acaba domeñando al burel. Lo de ayer fue la lucha de tres gladiadores contra siete fieras con muy malas ideas.
José Pedro Prados El Fundi tuvo un merito y un valor enormes con su primero. Un trolebús de 595 kilos de nombre “Majalero”, un toro largo, alto y grande con el cuello muy largo, la cara lavada y muy huesudo. Un bicho enorme. Fundi lo recibió a la verónica en el tercio, entró dos veces al caballo dando cabezazos en los estribos delpicador. Ya en el primer pase de tanteó que el madrileño le dio con la muleta en el tercio, el toro hizo por él. Lo sacó a los medios y por el pitón derecho buscaba al torero. Lo cambió a la izquierda pero el bicho se revolvía como una víbora buscando al torero, alargando el cuello de una manera escalofriante de tal manera que le puso los pitones a milímetros del cuello del torero en varias ocasiones. El toro lo esperaba a cada pase haciéndose el tontorrón y teniendo una embestida muy irregular, pero El Fundi sabía lo que tenia enfrente y estuvo firme con él,  lo doblegó a su muleta  y le pudo la pelea, con habilidad, moral y torería. Y es que ponerse delante de un bicho como estos tiene un mérito extraordinario. Lo mató de una estocada caída en buen sitio y fue premiado por el público con una fuerte ovación y saludo desde el tercio. La afición sevillana supo valorar durante toda la corrida el esfuerzo que los tres toreros hicieron delante de los miuras.
A su segundo lo saca a los medios con una tanda de tres muletazos inverosímiles y uno de pecho, pues torear a estos animales es tremendamente difícil. Le da una tanda con la derecha y comienzan ya oírse esos olés de  la Maestranza que llenan de emoción a los toreros y los hace crecerse. Le dio  una tercera tanda de cinco muletazos y uno de pecho y fue muy aplaudido. Con la izquierda le dio siete naturales, muy despacito, sin violentar ni forzar al toro, que es la única manera de poder hacer algo con estos bichos. Ya se arranca la música pues lo que está haciendo el torero madrileño es de mucho valor y mérito. Y es que entendió muy bien al toro, dándole los tiempos precisos y sacándole una faena de emoción y torería a este toro tan complicado. Tiene la oreja ya en la mano….pero da dos pinchazos que le hacen perder las opciones a cualquier triunfo; recibe el primer aviso y una estocada en todo lo alto y el toro al suelo. Recibió el reconocimiento del público con una fuerte ovación y saludo desde el tercio.
Juan José Padilla recibió a su primero toreándolo muy bien a la verónica, gustándose… le dio cinco lances que fueron muy aplaudidos. El toro parecía que podía ser toreable. En el caballo perdió las manos dos veces y Padilla le colocó tres pares de banderillas de poder a poder, muy aplaudidos. Brindó el toro al maestro Ruiz Miguel que se encontraba en el callejón. Todos pensábamos que iba a haber faena pero fue un espejismo, pues al final al toro le salió la alimaña que llevaba dentro. Le partió la muleta de un tornillazo al inicio de la faena. El toro se revolvió como un perro de presa dos veces seguidas, buscando la barriga del torero. Lo mató de una gran estocada en todo lo alto y recibió los aplausos del público saludando desde el tercio. Su segundo de nombre “Removido” perdía los cuartos traseros, por lo que fue protestado por el público por inválido. Fue devuelto a corrales y salió un sobrero del Conde de la Maza con 610 kilos, de nombre “Cocheroncero”… tan grande como un autobús de dos plantas. El torero no estaba contento con el cambio y mandó que le dieran café al toro en el caballo. Le dieron tres puyazos tremendos. El primero espectacular de Antonio Núñez, que demostró ser un gran caballista. El toro salió del caballo hecho unos zorros y es que el torero lo quería pasadito, pues lo toreó con desgana, la misma que demostraba  el toro conforme iban pasando los minutos pues tenía medias embestidas solamente. Al toro ya no le quedaba nada, salía de los engaños con la cara arriba sin entregarse y con mucha sosería. Al final el toro cantó la gallina y se declaró manso…pero es que le dieron en el caballo barrenazos más que puyazos. Lo mato de una estocada tendida y fue aplaudido.  
El murciano Rafael Rubio Rafaelillo dejó ayer en la Maestranza su nombre por todo lo alto. Recibió a su primero de una larga cambiada de rodillas que sobrecogió de miedo a los tendidos. Paró al toro en el terció y le dio una tanda de verónicas muy buenas que fueron muy aplaudidas. La faena la comenzó sacando al toro del tercio a  los medios y una vez allí comenzó con la izquierda con naturales. En el primer pase el toro casi le quita la cartera. Lo prueba con la derecha y el toro buscaba al torero desentendiéndose del engaño. Prueba otra vez con la izquierda y le robó siete naturales de antología a un toro que era una auténtica alimaña mala. Le saca una tanda de derechazos a base de tragarle al toro lo indecible, tornillazos y cabezazos en cada encuentro. El toro es que se revolvía por piernas y a la salida de un pase de pecho le dio un pitonazo en la axila a Rafaelillo, que acabó lastimado y con una fuerte paliza a base de pitonazos, enganchones, golpes con los cuernos. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para acabar con este toro que no se dejaba matar, y le tapaba la salida al torero y lo buscaba a la salida del embroque. Le llenó los brazos de golpes y cardenales  hasta que después de varios pinchazos logró cazarlo de media estocada. Fue fuertemente ovacionado.
A su segundo, de nombre “Soberbio”, negro bragao de 593 toros lo recibió de una larga cambiada de rodillas en el tercio. El público estaba pasando auténtico mal rato pues la estatura del torero era menor que la del toro, y todo el mundo pensaba que le podía echar mano en cualquier momento. A pesar de eso logró pararlo y darle tres verónicas de antología.  El toro en la muleta daba cabezazos a diestro y siniestro, no obstante repetía y el torero aguantándole mucho al toro logró darle unas cuantas de tandas con la derecha.  Con la izquierda le dio siete naturales y uno de pecho de un mérito extraordinario. Aquello se vino arriba del todo. Rafaelillo le aguantó el tipo delante del toro como un jabato, como un gladiador frente a una fiera.  Cogió de nuevo la muleta con la derecha y logró meter al bicho en el talego pues le dio una tanda despatarrado… sintiéndose la emoción en cada pase y los olés del público que no se podía cree como David le estaba pudiendo a Goliat. Le dio aun otra tanda mas, aguantándole al toro lo indecible. Se dio un atragantón de toro y fue muy aplaudido por su actitud en la cara de “Soberbio”, que al final sacó su nobleza y repitió una y otra vez con su embestida y celo a los engaños de Rafaelillo. El torero ya soñaba junto al público con cortarle la oreja, pero tuvo mala suerte. Dio un pinchazo sin soltar y como la faena había sido larga sonó el primer aviso. Intenta igualarlo pero el miura cada vez que veía montar la espada hacía por él, y se vio en serias dificultades para poder matarlo. Los minutos pasaban y sonó el segundo aviso… y la situación no se solucionaba pues el toro ya sabía lo que le iba a ocurrir. Justo unos segundos antes de que la Presidenta del Festejo sacara el pañuelo para el tercer y último aviso David le dio un estoconazo en todo lo alto a un doblegado Goliat y el toro rodó por los suelos. Todos el público se levantó aplaudiendo de sus asientos, celebrando que no hubiese sonado el tercer aviso, que hubiera sido tremendamente injusto con el trabajo y el esfuerzo realizado en el albero por el torero de Murcia. Recibió una fortísima ovación de un público entregado por completo. Tuvo que salir al tercio a saludar y agradecer los aplausos de la afición de la Maestranza, que ayer si disfrutó  de una emocionante tarde de toros.  

domingo, 25 de abril de 2010

SEVILLA: ¡ATENCIÓN…SE BUSCA TORO BRAVO!


Sábado  24 de abril. 16ª de Feria. Plaza de la Maestranza: cartel de no hay billetes. Se lidiaron 7 toros de la ganadería de Torrestrella (encaste Juan Pedro Domecq con Núñez). Hubo que lidiar un sobrero al lesionarse el 5º de la tarde.   La corrida estuvo presentada de manera irregular. Toros con escasa fuerza, casta y bravura. Abrieron plaza: Manuel Díaz “El Cordobés” (aplausos y aplausos), Francisco Rivera Ordoñez (aplausos y silencio) y David Fandila “El Fandi”(aplausos y saludo desde el tercio y fuerte ovación y saludo desde el tercio). Presidió el festejo Francisco Teja Delgado.
Por El Zubi
Lo de ayer fue un espectáculo circense más que una corrida de toros. Parece mentira que este empresario “tuerce botas”, de nombre Canorea, haya programado para la Feria de Abril,  en unas de las principales plazas del mundo como es la Maestranza de Sevilla, una corrida de toros propia de los carteles de cualquier feria de pueblo de Andalucía. La típica corrida que podemos ver en Estepa, en Lucena, Cabra, Ubrique, Linares… Un espectáculo casi circense programado para que el populacho se divierta durante sus fiestas patronales con sus toreros mediáticos mas famosos, algunos de ellos mas conocidos por sus faenas de bragueta que por las realizadas con la muleta… pero esto es lo que hay… y a mamar sin remedio.  Ya es grave que sigan trayendo a Sevilla corridas de toros del “monoencaste”  Juan Pedro Domecq, que parece ser que esta metido en el noventa por ciento de las ganaderías españolas. Y ya se sabe…ves una corrida y ves todas… pues los toros son todos por el estilo: noblones, faltos de fuerza, de casta,  de raza y de bravura. Con más tardes como esta, como la de ayer, como la de antes de ayer  y demás días de la Feria de Abril, es que se le quitan a uno las ganas de pisar mas una plaza de toros en su vida. Habría que poner por cada esquina de la Maestranza de Caballería carteles con el lema: “¡ATENCIÓN…SE BUSCA TORO BRAVO! Se premiará a quien lo encuentre y lo traiga aquí”. En fin que los que somos aficionados a la Fiesta y la amamos profundamente, debemos de tener claro que los verdaderos enemigos de ella no son los antitaurinos-nacionalistas-catalanes-ecologistas, sino los empresarios sin escrúpulos, los ganaderos peseteros y los toreros paniaguados que se prestan a torear a “cabras” como  las que ayer se lidiaron en la Maestranza de Sevilla en vez de toros bravos de verdad. Lo único que valió la pena de toda la tarde fueron los pares de banderillas de El Fandi, sobre todo a su segundo toro, donde se jugó la vida en varias ocasiones, así como en su inesperada faena de muleta. Demostró que él si que es un torero con casta.
La cosa se inició con Manuel Díaz “El Cordobés”, un personaje mediático y televisivo que no tiene nada que decir actualmente en el mundo de la Fiesta, y que es propio de las ferias de los pueblos de España porque los públicos en los tendidos, disfrutan con su desparpajo, atrevimiento y su capacidad comunicativa con los tendidos. En fin que es una buena persona… incluso divertida, pero no es un torero para una Feria de Sevilla. El primer toro que le echaron por toriles se llamaba “Cabrito”… fíjense ustedes que premonición, hijo de la vaca “Cabra” y como era una cabrita pues perdía las manos de salida  porque estaba justito de fuerzas. Fue un toro noblón, tontorrón y flojeras, un toro “gili” sin clase ni casta ninguna pues no transmitía absolutamente nada. “El Cordobés”  vino a Sevilla dispuesto a sacar del muestrario su repertorio de atropellos, enganchones, saltos de la rana y otras locuras que tanto gustan a los públicos que acuden a verlo, pero es que el toro no se prestaba ni a eso siquiera. No obstante el torero no perdió la sonrisa en toda la tarde, ni sus miradas de complicidad al respetable que eran muy aplaudidas. Despachó al cabrito de una estocada en todo lo alto. Aplausos. Hizo el mismo intento de agradar a su público con su segundo toro, pero era un clon del primero: otra cabra llamada “Ganador” que perdió las manos en el caballo. El torero mira a los tendidos y sonriendo menea la cabeza como diciendo: “me cachis… que mala suerte estoy teniendo con las cabras estas”  y el público de ayer, que fue a la Maestranza pensando que era el Circo Mundial que hay en el Ferial, pues lo aplaudía y todo, porque el torero es que es muy simpático. Tampoco en esta ocasión pudo hacer el salto de la rana para el disfrute de sus seguidores ayer en esta plaza. Dio un pinchazo sin soltar y estocada en todo lo alto. Aplausos.
Francisco Rivera Ordoñez  tampoco tuvo suerte con su lote. Él es otro torero mediático, guapo y televisivo, famoso por sus amores y desamores con las mujeres más guapas y más hermosas de España y parte del extranjero… y tampoco tiene ya mucho que aportar a la Fiesta de los Toros en estos momentos. Es posible que la gran influencia que su ex suegra y leal admiradora, la Duquesa de Alba tiene aun en la sociedad sevillana,  haya influido para que el empresario lo metiera con calzador en este cartel de feriantes populacheros. De otra manera no se puede entender como lo han podido incluir  en un cartel de farolillos de la Feria de Abril de Sevilla. El único que faltaba para completar el cartel es Jesulín de Ubrique…menos mal que no llegaron a un acuerdo cuando elaboraban este cartel, pues de haber habido acuerdo los llevan a los tres a hacer una turné por Rusia y por ahí donde hace tanto frio. Rivera Ordoñez a su primer toro le dio pases sueltos por la derecha y por izquierda, pero no llegó a crear ni un atisbo del concepto que debe de tener una faena compacta de ligazón. El toro desde luego no se prestaba para muchos trotes pues como quedó dicho anteriormente, era cabra y no toro. Visto lo visto, Fran Rivera lo mandó al otro mundo de dos pinchazos y estocada. Fue muy aplaudido por el público… ignoro la razón (tal vez por guapo), pero así fue. A su segundo como se lesionó, lo mandaron sin torear al desolladero y sacaron al sobrero de nombre “Gondolero” que también se volteó al meter los cuernos en el albero y se hizo un daño horrible en los riñones. Fran veía que la tarde se le iba sin haber dado palo al agua, y decidió poner banderillas. Cuando apareció con los palos se arrancó la banda de música. Desde que se fue el Maestro Tristán padre, ya le tocan la música en esta plaza hasta al torilero, que se llama de apellido Bohórquez, pues esta visto que las prioridades musicales se ajustan ahora por el apellido. Puso tres pares sin pena ni gloria, o mejor dicho con pena pues teniendo al lado al monstruo de los rehileteros que es El Fandi, lo suyo fue un inmenso atrevimiento y un gran error. No obstante, como el público había ido al circo a divertirse, pues aplaudieron muchísimo el gesto del nieto de Ordoñez. Cuando cogió la muleta para torear el toro le dijo a Fran que no era toro, que era cabra disfrazada de lagarterana, pues se aculó en tablas y le dijo al torero que se fuera a la feria. Vamos un toro, este “Gondolero”, que no valía un duro. Se echó y todo al lado de las tablas cuando intentaba torearlo, como diciendo aquella frase de Santa Teresa: “vivo sin vivir en mi…” y nadie protestaba ayer en la plaza, y juro que no se por qué.  En un descuido de la cabra, el torero la mató de una estocada certera y todos descansamos. Hubo algunos sectores de los tendidos que aplaudían con timidez (por guapo…ya digo), pero la inmensa mayoría de la plaza optó por guardar silencio. Los silencios de la Maestranza….
David Fandila “El Fandi” mostró ayer en la Maestranza que en lo suyo es el número uno mundial. Que  no hay torero en el mundo que coloque los garapullos con mas riesgo y dando mas espectáculo que él. Lo mejor de este torero es que además torea muy bien a la verónica y con la muleta es honesto y firme delante de los toros. Al primero de su lote lo templó muy bien a la verónica en el tercio cerca de las tablas. Lo llevó al caballo de forma muy torera, galleando con chicuelinas. Puso tres pares de banderillas extraordinarias y llenas de emoción… y logró despertar a todo el público que había ido al circo y se vio de pronto, por arte de magia potagia… en una plaza de toros viendo a El Fandi poniendo banderillas estupendamente bien. El toro galopaba bien aunque no tenía ninguna clase, y en la muleta le ganó la partida al torero granadino  pues logró desarmarlo dos veces, por la derecha y por la izquierda.  Le dio un mete-y-saca o “sartenazo” que logró que el público le perdonase por la contundente estocada que a continuación le dio al toro, que cayó al albero patas arriba. Fue muy aplaudido y tuvo que saludar desde el tercio. Su segundo toro, de nombre “Toledano”,  negro burraco de 545 kilos, seguramente fue el único toro salvable de esta corrida incapaz e infumable. El granadino lo recibió a la verónica, entró dos veces al caballo y le puso cuatro pares de banderillas que puso a toda la plaza de pié, pues se jugo literalmente la vida arriesgando lo indecible. Un gesto propio de un gran torero como sin duda es El Fandi, que en el futuro debería de evitar las malas compañías pues al final solo le van a perjudicar. El toro era muy rebrincado pero galopaba,  repetía con ahínco y embestía. Le dio dos tandas muy buenas por la derecha con el trapo pegadito a la cara para que repitiera. Pon la izquierda el toro repetía pero sin humillar, aunque lo templó muy bien al no permitir que le tocara el engaño. Poco a Poco David Fandila fue hilvanado una faena inesperada, labrada  a base de firmeza ante la cara de un toro que tuvo su dificultad y que el  torero supo entender jugándose en varias ocasiones la vida. Lastima que falló con la espada, pues dio un pinchazo hondo y le dieron un primer aviso ya que su faena fue larga y trabajada. Lo mató finalmente de una estocada en todo lo alto fulminante. El público ovacionó con fuerza a El Fandi, pues con su esfuerzo los despertó del sopor del circo de los payasos y equilibristas, y los devolvió a una plaza de toros. Tuvo que saludar desde el terció con toda la plaza en pie. Algo es algo. Al menos ayer vimos a un torero.

sábado, 24 de abril de 2010

SEVILLA: DECEPCIONANTE MANO A MANO DE PERERA Y LUQUE CON LOS FUENTE YMBRO


Viernes  23 de abril. 15ª de Feria. Plaza de la Maestranza: cartel de no hay billetes. Se lidiaron 7 toros de la ganadería de Fuente Ymbro (Jerez de la Frontera). Hubo que lidiar un sobrero al lesionarse durante la lidia el 5º.  Mano a mano entre: Miguel Ángel Perera (Aplausos, aplausos y pitos) y Daniel Luque (aplausos, silencio y pitos).
Por El Zubi
Si el mano a mano entre Miguel Ángel Perera  y Daniel Luque, tenía que haber servido para sacar del bache en que se encuentran los dos toreros después de haber pasado tres tardes por Sevilla con mas pena que gloria, la realidad fue muy otra, pues el bache en que se han metido es aun mas hondo después de la actuación de ambos con los toros de Fuente Ymbro en la Maestranza de Sevilla en esta 15ª corrida de Feria. La plaza estuvo ayer otra vez hasta la bandera, y los tendidos de sombra con mas gente guapa que nunca, como corresponde a esta recta final de farolillos, que por cierto… se aburrieron como una ostra con una insulsa tarde de toros en la que los de Fuente Ymbro, aunque muy bien presentados todos, no estuvieron tampoco muy finos o bravos, ya que los dos primeros fueron mentirosos: muy fieros de salida y ambos acabaron a los cinco minutos cantando la gallina mostrándose mas mansos que un buey. El ganadero Ricardo Gallardo pasó una tarde de infarto, un mal trago en cada toro. Mucho sufrimiento. La excepción fue  el 3º correspondiente al lote de Miguel Ángel Perera, que fue el único potable de toda la corrida. Fue un toro bravo, con repetición y motor y durante su lidia, fue en el único tramo de la corrida en que sonó la banda de maestro Tejero: ayer el maestro “Tristán hijo” casi se va a casa sin dar palo al agua. Pero también fue un espejismo pues de donde no hay no se puede sacar nada y Perera tampoco acabó entendiéndose con el toro. Los aficionados que acudieron a la plaza estuvieron toda la tarde muy protestones. Desde el sol hubo pitos y algún griterío, insultos… reproches a los toreros…mayormente, y también al ganadero y a Canorea, el empresario. Lo cierto es que  con esta crisis que nos acucia a todos, gastarse una pasta gansa en una entrada en esta Feria, para encima aburrirse como un ermitaño en la montaña, pues tiene su guasa y su mala leche…y claro el respetable al final  acabó hastiado de tanta mediocridad de toros y toreros. Lo que pudo ser una estupenda tarde de toros acabó siendo un auténtico petardo. Se dejó ver por la plaza el torero mexicano Arturo Macías “El Cejas” que acudió a los servicios médicos de la Maestranza para quitarse ya los puntos de su cornada y parece que estará listo para su cita en mayo en Madrid.
La cosa prometía en los prolegómenos del evento. Los dos toreros con cara de perro en el patio de cuadrillas, haciendo el paseíllo ante una tarde que era una auténtica apuesta de responsabilidad. Ambos perdieron la apuesta y se volvieron al hotel con la talega llena de billetes y el crédito como toreros bajo mínimos. El primero toro de Miguel Ángel Perera manseó de salida en el caballo, buscando la querencia de las tablas en cada encuentro con el equino. Es verdad que tuvo movilidad que esta sirvió para que el banderillero Joselito Gutierrez pusiera dos pares extraordinarios  que le valieron para desmonterarse desde el tercio. El toro daba cabezazos cuando salía de la muleta, siempre con la cara arriba. La tomaba bien pero cuando el muletazo era para fuera el toro protestaba y miraba al torero, que procuró llevar al toro muy tapadito con la muleta para que no se le fuera a las tablas. Pero no bastó con la técnica de Perera pues  “Laurel”,  que así se llamaba este primero, cantó la gallina y dijo que se quería ir a su casa, a la dehesa que se encuentra  allá por San José del Valle muy cerquita de Jerez de la Frontera (Cádiz), a seguir pasteando con las vacas y con su buen pienso. Estocada trasera y tendida le valieron al toro para cumplir su deseo del sueño eterno, y al torero para recibir los aplausos del respetable que aun no había comenzado a aburrirse. Su segundo toro fue el mejor de toda la corrida. Se llamaba “Ostrero”, un toro negro y bravo de 532 kilos, que transmitía la emoción de la que Perera adoleció en toda la tarde. Se vino arriba en banderillas y humillaba tanto que dejó el albero lleno de carriles… de tanto arrastrar el morro cuando buscaba con ahínco el vuelo de  la muleta. Vamos  que el argot taurino este toro fue lo que se llama “un caramelito” para un torero. Pero claro si el torero no esta fino el caramelito se malogra y sabe amargo en vez de dulce. Perera comenzó con un pase cambiado desde los medios; le dio varias tandas de derechazos por bajo muy buenas y en esto… arrancó la banda que dirige el maestro Tristán hijo. El toro transmitía emoción, era noble y bravo…un toro que ayer en otras manos hubiera sido de lío gordo, pero aquello comenzó en segundos a afearse y a desinflarse, y de la emoción se pasó en milésimas de segundos a la decepción. La banda dio un golpe de bombo y volvió el silencio a la Maestranza. Pinchazo y gran estocada…y aplausos para el toro en el arrastre y también para el torero. El tercero de su lote “Maestro”  de nombre prometía pues humillaba y se revolvía con ambición, tanta que se hizo daño en una de las embestidas y resultó lesionado. El sobrero de nombre “Taranta”, salió con toda su buena voluntad de toro, pero a estas alturas de corrida (era el quinto en lidiar) la gente estaba ya harta y dormía dulcemente. Pareció un espejismo….como si hubiera salido un toro verdadero, de carne y hueso, y el público despabiló.  El toro galopaba en sus embestidas y daba emoción al encuentro. Repetía con celo y emoción…pero el público ya estaba en contra de los toreros,  pues ambos había tenido tres tardes en Sevilla y se iban de la Feria sin hacer nada. Y es que Perera no está bien…algo le pasa, pues no es normal que un toro como este le dieran tantos enganchones a la muleta, y es que no templaba bien. Estocada, primer aviso y descabello. El público aplaudió al toro en el arrastre y pitó sonoramente al torero. 
Daniel Luque estuvo en sintonía con su oponente Perera. Un torero que ha perdido la confianza en sí mismo pero con la diferencia con Perera de que el extremeño es veterano y el sevillano es bisoño y está empezando. Lo cierto es que Daniel Luque estuvo voluntarioso y por agradar. Recibió a su primero muy bien y lo llevó por verónicas hasta los medios. Tuvo el fallo de comenzar su faena en el tercio por alto con estatuarios, que no sirvieron para centrar al toro, ya que tenía cierta tendencia a tablas. Metió pico con la muleta en una tanda de derechazos. Con la izquierda varias tandas con enganchones y sin templar y es que el toro comenzó también a cantar la gallina y a mostrarse como lo que era… manso, y esa era la respuesta a su falta de transmisión y de entrega. Luque comenzó a taparlo con la muleta, muy cosidito a ella para que no se le fuera el toro a las tablas a pastear… pero el toro no transmitía nada. En manos de otro torero seguramente le hubiera sacado algún partido. Toro y torero no acabaron entendiéndose y el público de sol, que es donde están los auténticos aficionados que entienden, comenzó a pitar y a desesperarse ante tanta mediocridad de toros y toreros. Pinchazo y estocada tendida y aplausos. Salió el segundo de Daniel Luque de nombre “Sabueso”, un toro negro con mucho tranco que resultó finalmente falto de fuerza, pues durante toda su lidia tuvo un sospechoso “trotecillo cochinero”  propio de los toros sin gracia, sin fuerza y sin casta. Mas que picarlo le hicieron dos arañazos en el morrillo, no fuera a ocurrir que el morlaco se viniera abajo. Intentó Luque hacerle las cosas bien, sacándolo del tercio con muletazos, con los trastos muy en alto para que no se le cayera el bicho al suelo, cuidando al toro entre algodones. Tan alta le ponía la muleta que el toro le dio un gañafón  en la rodilla arrancándole un alamar de la taleguilla. Las cosas comenzaron a ponerse feas para el torero, que no acababa de verlo claro… y el público ya se impacientaba… tanto que una voz desde los tendidos de sol dijo como una sentencia:”Luque…el año que viene que te traigan cuatro tardes en vez de tres”... El torero estaba muy desanimado pues no sabía como enderezar las cosas, no se acoplaba con el toro y los pitos del público eran una demostración clara de que no les gustaba lo que estaba haciendo el torero. Media estocada tendida y descabello. Silencio.
Al último toro de la tarde se lo llevó hasta la boca de riego toreándolo con la verónica y forzándolo, y la gente se lo reprochó pues el toro cayó al albero como si le hubieran disparado con un rifle con mira telescópica.  Lo picaron con dos puyazos señalados y simbólicos, pues “Hurón”, que así se llamaba este soso toro de color negro, tenía menos fuerzas que un mosquito, y el publico ya es que tenía un cabreo muy grande encima, tanto con los toreros como con los toros, con la empresa, el ganadero y hasta con la madre que los parió a todos, juntos y por separado…porque esto, en vez de una tarde de toros parecía una función del circo. La primera tanda que el torero le da al toro va el animal y se echa… y se sienta en el albero muy altivo… encampanado, como diciéndole al público: “que este tío toree a su madre que yo ya estoy harto”. La gente ya vociferaba y comenzó a mentar a las madres de unos cuantos. El toro salía de la muleta desentendido del torero con sosería. El público cabreado daba una gran pitada general. ¡Tocan a arrebato!... Daniel Luque se pone nervioso, monta la espada y… dos pinchazos y el toro se cae al albero simulando que lo habían matado de un disparo en la sien. Lo levantaron entre todos… tirándole del rabo…como haciéndole un favor al pobre torito bravo que pasaba por allí casualmente… La desesperación del público se hizo la dueña del la plaza… Daniel Luque ya descompuesto monta de nuevo la espada y le da una estocada como un puñetazo en el morro…pero ya no valía, y ahora si que se murió el pobre  burel. La pitada general fue la despedida del público y de los toreros. Tanta mujer guapa de la capital de España ayer allí en la Maestranza… para nada. Tanto figurín repeinado también de la capital del reino… para nada… Como no se divirtieran  luego en el ferial con el rebujito y la manzanilla, el jamón, las gambas y el baile… me parece a mi que esta gente tan guapa no vuelven mas a una tarde de toros en Sevilla en su vidas.

 


miércoles, 21 de abril de 2010

SEVILLA, 13ª DE FERIA: ¿DONDE HAS COMPRADO LOS TOROS… EN LOS CHINOS…?


Miércoles  21 de abril. 13ª de Feria, tercera de farolillos. Plaza de la Maestranza: cartel de no hay billetes. Se lidiaron 8 toros, siete de la ganadería del Puerto de San Lorenzo (encaste Atanasio Fernández/Conde de la Corte), en Salamanca y uno de Guadalest. Corrida de irregular presentación. El encierro fue manso, sin casta, sin clase y sin fuerza. Abrieron plaza: Enrique Ponce (Silencio y silencio), Manuel Jesús El Cid (aplausos y petición de oreja con vuelta al ruedo) y Alejandro Talavante (Aplausos y saludo desde el tercio y silencio).
Por El Zubi
Ocurrió durante la lidia del sexto toro, que salía del caballo suelto y sin ganas de pelea. El público de la Maestranza muy discreto y educado siempre, estaba ya muy aburrido y deseando que la cosa acabara, después de aguantar en los tendidos una tarde lluviosa y gris y una corrida más mansa que los cabestros que estaban en los chiqueros. En uno de esos silencios que sólo se viven en la Maestranza, desde los tendidos de sol sonó una voz fuerte y recia que dijo como una sentencia: “Canorea… ¿dónde has comprado los toros… en los chinos…? La carcajada  y la ovación cerrada fue de toda la plaza que agradecía así una gota de humor en una tarde tediosa y amargante, pues toros mas malos… los de Palha y Victorino de hace unos días. Y es que el sentido del humor es lo último que se puede perder en esta vida y además es un síntoma de inteligencia. Y si se muestra en una plaza de toros… es la voz del pueblo la que habla con su sabiduría por si sola. Hay que decir que en esta corrida se han visto algunas cosas positivas también. Por un lado hemos visto al mexicano Arturo Macías “El Cejas” en el callejón… vestido de ciudadano,  muy sonriente y bastante recuperado del cornalón que le dio el toro de Palha el otro día. Estos toreros están hechos de una pasta especial, como si fueran de goma… Por otro lado también hemos presenciado el inicio de la recuperación de Manuel Jesús El Cid que casi consigue una oreja al segundo de su lote, el único toro potable de toda la corrida. El público se Sevilla es que es muy buena gente, pues estuvo toda la tarde animando al torero de Salteras, como empujándole, casi toreando ellos desde los tendidos… para que salga pronto de ese bache psicológico en el que se encuentra… y casi lo logran… o al menos podemos decir que ha comenzado la recuperación de El Cid.  Pero empecemos por el principio.
Una corrida de toros esta del Puerto de San Lorenzo infumable, como sacada de una de esas tiendas de los chinos de todo a un euro. Salieron dos sobreros, los dos correspondientes al lote que le cayó por mala suerte a Enrique Ponce que no tuvo opciones con ninguno de los dos ya que fueron dos auténticos bueyes. A mi me da… que el mayoral de la ganadería salmantina se equivocó en el embarque de la corrida. Como si lo hubieran hecho  de noche, y ya se sabe… de noche se ve poco y todos los gatos son pardos, y metió, sin darse cuenta claro…, no a dos gatos sino a dos de los bueyes cabestreros que tenían por allí para manejar el ganado. Pues nada que fueron lidiados en La Maestranza como si fueran toros de verdad. El primer toro de Ponce es que se caía nada mas mirarlo. Un torito de chocolate y como ayer  a pesar de la lluvia hacia cierto calorcito primaveral, pues se ve que al toro se le doblaban las patas porque era un toro de mentira, un toro de chocolate. Lo echaron para atrás… y le sacan a Ponce un toro que era como he dicho antes un buey, de nombre “Gañaflero” colorado regordío de  597 kilos, y mas grande que un caballo de cartón de los de antiguamente. La cosa  es que el buey tenía mala leche y miraba mucho al torero…tanto que cuando salía de la muleta lo intentaba cazar. No tenía clase ninguna, pues se cruzaba cuando salía de los engaños. Lo probó por la derecha e iba muy mal. Lo probó por la izquierda… y nada igual que por la derecha. Ponce se fue por la espada y le dio media estocada y dos descabellos. Silencio.
Su segundo, cuarto en la lidia, perdía las manos y se caía mas que una señorita de dieciséis años en su puesta de largo. Vamos que el toro era un inválido absoluto a quien el ganadero o el empresario  podría haber puesto en la Puerta del Príncipe a vender lotería, estampitas del Cristo del Gran Poder o de la Macarena  o algo así… y seguro que hubiera pasado desapercibido. Claro… lo echaron para atrás, y en esos momentos de la corrida salió el arco iris en el cielo y el público que ya estaba muy aburrido señalaba con sus deditos el fenómeno meteorológico que nos venía a decir que la lluvia se iba. Todos pensaron que era una señal del cielo, un augurio de que la corrida iba a cambiar de signo y que ahora iba a salir un sobrero muy bueno. Y salió “Rinconcito” un buey negro bragao de 555 kilos, que al principio parecía un toro pues empujaba mucho en el caballo pero como toro mentiroso que era, se declaró descaradamente manso de solemnidad. Enrique Ponce tenía un cabreo enorme  pues maldecía públicamente su mala suerte. Para picarlo tuvieron serias dificultades hasta que le taparon la salida y pudieron darle por fin un poco de café… a ver si se despabilaba y se volvía toro en vez de buey. Pero los milagros no se prodigan mucho en estos tiempos tan descreídos. Ponce comienza a acercarse al todavía toro “Rinconcito” y el toro tiró el disfraz y salió corriendo. Ponce  no podía creerse lo que le estaba pasando. El toro era un buey más grande que un dromedario. Intentó taparle la cara con la muleta para fijarle la embestida y el animalito como era un buey y no un toro…pues protestaba mucho.   El torero se vio impotente pues con una cosa así no había nada que hacer…y se fue a por la espada. Ese fue otro problema  en el que él no había reparado. La altura del bicho le impedía entrar a matar pues lo intentó en falso cuatro veces. La primera fue media desprendida y muy tendida y casi de milagro, pues es que no llegaba. El torero comenzó a impacientarse pues estaba pasando un trago difícil ya que le habían dado un aviso. Optó por descabellarlo. Dos veces lo intentó y a la segunda lo mandó al otro mundo y respiró. Silencio. Se fueron los bueyes.
Si hay que buscar un triunfador en esta aciaga tarde, ese fue Manuel Jesús El Cid que ayer volvió a encontrarse a sí mismo ya que estuvo voluntarioso y con ganas en su dos toros. El primer toro fue un manso al que logró darle unas buenas tandas de derechazos pero en la cuarta tanda el toro se vino a bajo y dijo que ya estaba para el arrastre….que le habían dado ya muchos pases. Un pinchazo media estocada y dos descabellos fueron suficientes para mandarlo al sueño eterno. Fue el segundo de su lote, quinto en la lidia, de nombre “Garlitero”, negro de 579 kilos, el único toro potable de toda la corrida. Un toro bravo, encastado y con motor que se comía los engaños. Aunque estuvo  mal lidiado por la cuadrilla de El Cid, fue dos veces al caballo  con ambición.  El Cid le dio tres tandas con la derecha con unos muletazos a gusto y sentidos. Ahí comenzó a sonar por primera vez la banda de música. El maestro Tristán hijo se iba a ir de la plaza sin estrenarse y fue El Cid el que lo puso a trabajar. Le dio otra  tanda muy buena con la derecha y se lo pasó a la izquierda dándole cinco muletazos con su sello y uno de pecho que llenaron de “olés” la Maestranza. Estocada a volapié en todo lo alto y el toro cae como si el de Salteras le hubiera dado un tiro. Gran ovación  y petición de oreja en los tendidos de sol. En la sombra a penas si se veían los pañuelos y en esta plaza, por desgracia pesan mas los pañuelos de sombra que los de sol… siempre ha habido clases, gente y gentecilla… y el presidente…ya se sabe, como la santa madre iglesia… a favor de los pudientes. Se llevaron al toro al desolladero entre aplausos y una fuerte pitada llenó la Maestranza además de gritos a la Presidencia de: “fuera, fuera, fuera…”. Y es que hay todavía Presidentes por las Plazas de toros del mundo, que se creen que son la reencarnación viva del mismo Dios, y olvidan que la reglamentación en este país dice que la primera oreja la otorga el público y la segunda es opción del Presidente. El Cid, animado por Pirri y por El Boni, los hombres de su cuadrilla, se decide con timidez a dar una vuelta al ruedo, emocionado y con las lágrimas en los ojos. Se sentía de nuevo torero.   Sabía que había empezado su recuperación.
Quien pasó sin pena ni gloria en su última comparecencia en La Maestranza fue Alejandro Talavante. A su primer toro, a pesar de que manseaba sin escrúpulos, podía haberle cortado las orejas pero el animal se quedó sin fuelle a mitad de la faena porque sus banderilleros le habían robado todos los pases que tenía a causa de una lidia desastrosa. Lo malo del asunto es que  Talavante no se había dado cuenta del faenón que le hicieron sus subalternos, y le echaba la culpa a la poca fuerza del toro. Hombre el toro de salida prometía… tenía un buen nombre: “Bilbaino” y ya se sabe… todo lo que suene a Bilbao es sinónimo de fuerza y de cojones… pero al final todo quedó en un quiero y no puedo. Talavante estuvo voluntarioso con él,  le dio   media estocada y un descabello y recibió los cariñosos aplausos de la afición sevillana, tantos que saludó desde el tercio. No se si después de la corrida puso firmes a sus hombres. Lo cierto es que le hicieron bien la puñeta. El segundo de su lote le duró diez minutos en el albero. Un toro soso, sin clase, descastado y sin fuerza. Le dio tres mantazos y lo despachó con un pinchazo, media estocada y dos descabellos... y a ducharse al hotel con la talega llena de billetes. Silencio. Así termino esta plomiza tarde, pesada y plomiza como la tarde lluviosa y gris  que fue a pesar de que saliera el arco iris.