sábado, 2 de enero de 2010

MANOLETE Y LUPE SINO: UN AMOR CON FINAL TRAGICO (1ª parte)



Por El Zubi
Tras anunciarse hace unos años que el director de cine danés Menno Meyjes, tenía la intención de rodar una película con el actor Adrien Brody y Penélope Cruz de protagonistas, sobre los desgraciados amores de Manolete y la actriz de cine española Lupe Sino, se han suscitado comentarios de todo tipo en la opinión pública española sobre esta mujer con quien el torero cordobés mantuvo una apasionada relación, la mayoría de las veces equívocos cuando no inexactos e interesados, consecuencia directa de la desinformación y de la falta de documentación de muchos comentaristas y escritores que han querido subirse al carro del oportunismo, y lo único que han conseguido es crear una imagen falsa de esta desafortunada mujer. Su verdadero nombre fue Antonia Bronchalo Lopesino (su segundo apellido le sirvió para darse su nombre artístico: Lupe Sino) y nació en Sayatón un pequeño pueblecito de la provincia de Guadalajara.
Desde 1947 a nuestros días han corrido ríos de tinta y se han escrito muchos libros, reportajes, películas, ensayos y biografías en torno a la figura del torero cordobés Manuel Rodríguez “Manolete” y casi nunca se ha mencionado a la novia del torero, la actriz Lupe Sino, y cuando se la ha citado ha sido de manera muy tímida, como pasando de puntillas sobre este espinoso tema, que ha sido tabú en este país durante muchos años. Filiberto Mira, por ejemplo, en su libro Vida y Tragedia de Manolete, la cita lo imprescindible, aunque luego si que aprovecha las fotos de Cano en las que se ve a la actriz llorando con amargura en el lecho de muerte del torero cordobés. No se ha escrito apenas de ella porque desde la muerte del torero, se convirtió en un elemento molesto para el entorno de Manolete y cayó sobre ella una maldición que aún hoy perdura en la memoria histórica de este país tan dado a las maledicencias y a las envidias, y es hora de aclarar con datos fehacientes y demostrables que esta mujer no fue tan perversa como muchos quisieron retratarla, y que tras las calumnias que sobre ella se vertieron, posiblemente lo que hubo fue un interés crematístico y económico lleno de crueldad.
Decían de ella que era una “buscona”, una “chica de Chicote” y otra serie de calificativos insultantes, que no han hecho precisamente justicia a una mujer cuyos únicos delitos fueron ser una bellísima actriz en ciernes, muy moderna para su época, que eligió al hombre qué mas le convenía y que se enamoró locamente de él, sin pedirle permiso a media España. Una mujer que enamoró apasionadamente al mejor torero de la historia y al que hizo inmensamente feliz mientras los dejaron estar juntos, sufriendo ella calladamente durante cuatro años de relación, el rechazo de todos cuantos rodearon a Manuel. No se ha escrito de ella, porque este tema del noviazgo de Manolete, ha sido y sigue siendo tema “tabú” en Córdoba, y era preferible no herir susceptibilidades. Pero es hora, después de tantos años, de que se haga un acercamiento a la verdad de todo cuanto ocurrió entre estas dos personas.
En una entrevista que se le hizo a Manolete en el semanario “Dígame” en 1941, el torero puso de manifiesto lo que pensaba del matrimonio y de las mujeres, y dibujó un perfil de su mujer ideal que coincidiría muy poco con la que años mas tarde sería su novia oficial Lupe Sino: “No me enamoraré mas que de una mujer de las de antes. No le tengo miedo al matrimonio pues creo que es el estado perfecto del hombre. Pero yo no sé hasta qué punto sería un buen marido. Soy un poco dominante. Absolutista, si se quiere. Quizá un poco “chapao” a la antigua. No me gusta que la mujer vaya a todas partes con el marido, sino que sea más bien casera, que no salga mucho del hogar. Una esposa llamaría a eso egoísmo. Pero puede que sea más bien que allá en mi tierra, en Córdoba, la mujer es menos libre y menos amiga de callejear que en otros puntos de España”. Sin embargo al hacer la descripción física de su mujer ideal describió sin saberlo a una mujer muy parecida a Antoñita Bronchalo: “...la mujer me gusta que sea alta, sin exageración. Morena. Con ojos verdes. Moderna. Pero eso sí, moderna nada más que en el vestir. En lo demás prefiero la moda de 1899”.
Unos meses mas tarde el mismo semanario “Dígame” publicaba una encuesta realizada entre las actrices que en aquellos días mas sonaban en España, para que mostraran sus preferencias entre los toreros del momento. Todas coincidían en que era el torero cordobés el preferido, e incluían en esta encuesta, fíjense ustedes, a Lupe Sino. La actriz ponderaba los valores taurinos del cordobés pero también dijo de él varias cosas poco positivas. Respondía así: “A mí me gusta el toreo de Manolete por encima de todos, por su valor, su serenidad y su desprecio a la vida. Yo me vuelvo loca aplaudiéndole cuando torea. Una vez le dije desde el tendido a gritos: ¡Eres el más grande del mundo!... Me miró, me dio las gracias muy atento, pero sin sonreír... ¡oh, si Manolete sonriera! Eso sí, no me enamoraría de ese hombre por nada en el mundo. No, no. Ni aunque fuera el último varón de la tierra. Es un gran torero, pero duro y seco como el palo de una escoba”.
Como verán, los dos se desdijeron años más tarde de sus opiniones cuando se enamoraron, pues no era Lupe una mujer de su casa precisamente, ni Manolete un hombre alegre y simpático, sino más bien tímido, discreto, callado y muy serio. Lo cierto es que este romance inesperado debió tener lugar en octubre de 1943. El cordobés encontró en ella la razón de su existencia, pues Lupe Sino supo alejarlo de su atormentada realidad en los ruedos, y llevarlo de su mano por los maravillosos caminos del amor, mostrándole con naturalidad, que en esta vida se puede ser feliz amando a una mujer y llevando una vida tranquila y familiar junto a ella. Fue Lupe quien le descubrió el amor verdadero y quien rompió las cadenas y el yugo que oprimían al torero con su apoderado y su entorno y con su enorme responsabilidad como torero en las plazas de todo el mundo. Todos los de su entorno, sus consejeros, incluso su apoderado veían en Lupe la próxima ruina del espada cordobés (y el final de ellos mismos), pues Manolete había encontrado en ella la razón de su vida. La responsabilidad de su carrera empezaba a atenuarse, envuelta en el ineludible atractivo de Lupe Sino y en el terrenal disfrute de la vida junto a una hermosa mujer. El ensayista Fernando Claramunt López, por ejemplo, en su obra “Manolete: él, y sus circunstancias”, dedica un capítulo a dar una imagen psicológica de Lupe que titula “Los ojos de Guadalupe/ cuya color nunca supe” y en él, deja claro que la aparición en escena de Lupe Sino, marcó un antes y un después en la carrera y en la vida y el entorno de Manolete, pues la actriz supuso para él una auténtica liberación.
El periodista Julián García Candau en su obra “Celos, Amor y Muerte. Tragedias y Pasiones del Toreo”, sitúa el primer encuentro de la pareja en el madrileño bar Chicote. Manolete, Camará y El Pipo estaban sentados en una mesa tomando unas copas relajadamente en este “glamoroso” establecimiento, cuando hicieron su aparición por la puerta giratoria del bar, Pastora Imperio, Gitanillo de Triana y Lupe Sino, un trío de amigos que se prodigaba con frecuencia por este importante punto de encuentro de famosos, artistas, intelectuales y también, por qué no decirlo, de prostitutas de lujo en un Madrid de la posguerra, donde lo mismo se cerraban grandes tratos del estraperlo o de ganado, como se encontraba una guapa mujer para pasar el rato, que contactos e influencias para intereses profesionales de cualquier tipo. Fue Pastora quien se la presentó a Manolete como una gran amiga de ella. El flechazo se produjo en cuanto ambos se cruzaron las miradas y Lupe esbozó su dulce sonrisa para pedirle fuego al torero. A partir de aquel día, los contactos entre los dos enamorados se fueron prodigando hasta que entablaron una relación seria y estable.

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir su blog, llevo ya horas leyendo sus investigaciones.

    Comparto con usted que se debe respetar la memoria de esta pareja tan singular, y bueno, quizá esta película no refleja más que ignorancia y pereza, con todo, debo compartirle que yo me he acercado a la fiesta brava y a leer sobre Manolete, por este filme...lo se, es una pena, pero así ha sido en mi caso, no estaría leyendo su blog de no ser por la mencionada película.

    En fin, como bien lo menciona, debemos buscar, investigar, y no simplemente conformarnos con la opinión de alguno, menos si la opinión es negativa...

    Lo seguiré leyendo muchas horas más...me encanta el ruedo y los toros...

    Saludos

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  2. Debo decir que yo también me he acercado a este blog gracias a la película, que es horrorosa, por cierto. No me gustan nada los toros, lo mío es la investigación sobre las mujeres, y le agradezco mucho su rigor y objetividad y que rescate a una figura memorable de la historia de España. Mujer de rompe y rasga, esta Lupe...

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Opine con toda libertad pero por favor....si me va a dejar un insulto le ruego que se ahorre el trabajo pues el mensaje no lo vera nadie, ya que inmediatamente lo elimino. Gracias por visitar mi blog.