Joselito da la alternativa a Dominguín
Por El Zubi
El tiempo aporta a la Historia el valioso elemento de la reflexión y el análisis de los hechos acaecidos en una determinada época, para sacar conclusiones que los contemporáneos de esos hechos no tienen la capacidad de ver y analizar con objetividad, y cuyas consecuencias sólo pueden ser deducidas por la reflexión y el análisis y la casualidad, tres elementos que aporta precisamente el paso del tiempo (mirar bajo el prisma del tiempo) y que nos llevan a unas conclusiones a veces sorprendentes. Este es el caso de José Gómez Ortega “Joselito El Gallo”, el Rey de los Toreros, un hombre marcado por la tragedia y la muerte. Admirado y envidiado en vida por su éxito, inmenso arte y talento como torero, sin embargo siempre estuvo marcado por el mal “fario”. Mala suerte en el amor y en la vida, por la incomprensión y la exigencia delirante de los públicos, y aunque fue considerado el Rey de los Toreros, en la flor de la vida con 25 años. Curiosamente las diez alternativas dadas por Joselito estuvieron también marcadas por la mala suerte, pues la muerte y los infortunios acompañaron a sus protagonistas. Sólo dos de ellas llegaron a buen puerto aunque no como toreros. Cinco de sus apadrinados cayeron como él en los ruedos muertos por las astas de los toros: Ballesteros, Ernesto Pastor, Varelito, Felix Merino y su cuñado Ignacio Sánchez Mejías. Juan Luis de la Rosa cayó asesinado en Barcelona en 1937 durante las revueltas callejeras en plena guerra civil. Pacorro murió en la miseria más absoluta, Angelete, terminó inválido por una gravísima cornada y un desafortunado accidente, y sólo acabaron medianamente bien Camará y Dominguín, aunque estos solo triunfaron como apoderados de toreros y no como matadores de toros. Ambos desde luego, fracasaron como toreros aunque al menos conservaron la vida, lo que les valió para triunfar en el planeta de los toros como apoderados y empresarios taurinos, con Manolete el primero y con Luis Miguel el segundo, con los que marcaron una época en lo que al apoderamiento de toreros se refiere, pues fueron y son un referente histórico de cómo deben de hacerse estas cosas y de cómo serian en adelante las relaciones entre los toreros y sus representantes.
Pero demos, si les parece, un breve repaso a los episodios que marcaron las vidas de cada uno de estos infortunados que fueron signados en sus destinos por los designios de Joselito. En primer lugar los cinco toreros apadrinados por el de Gelves que murieron por asta de toro:
Florentino Ballesteros Solsona, zaragozano, estuvo sólo un año en el escalafón de matadores de toros. El 13 de abril de 1916 tomó la alternativa en Madrid, de manos de Joselito, alternando con ellos Francisco Posada, con toros del Conde de Santa Coloma. El toro de la alternativa se llamaba “Campanario”. El 22 de abril de 1917 torea en Madrid, junto a Joselito y Manuel Mejías “Bienvenida”. El toro de Benjumea de nombre “Cocinero”, berrendo en castaño, le corneó en el pecho al torear de capa, falleciendo en la madrugada del día siguiente.
Ernesto Pastor Lavergne, hijo de mexicano y francesa, nacido en Puerto Rico. Le dio la alternativa Joselito en Oviedo el 17 de septiembre de 1919. Dos años más tarde, el 5 de junio de 1921 torea en Madrid y al muletear a “Bellotero”, del hierro del Marqués de Villagodio, fue prendido por el muslo derecho, sin que el espada pasara a la enfermería hasta dar muerte al astado. Se le apreció una cornada de 12 centímetros a la que no se le concedió la debida importancia. Se le infectó la herida y hubo de ser operado de urgencia al día siguiente. Murió un día después de una septicemia.
Manuel Varé García “Varelito”, sevillano y trianero. Tomó la alternativa en Madrid un 26 de septiembre de 1918, la misma tarde en que recibía tal investidura Domingo González “Dominguín” también por Joselito. El toro de la alternativa fue “Flor de Jara”, negro zaino, de García de la Lama, en una tarde arrolladora de Joselito que actuó como padrino de ambos toreros. El 21 de abril de 1922 torea en Sevilla. Al estoquear al toro “Bombito” del Marqués de Guadalest, Varelito fue herido de suma gravedad en el recto, muriendo el 13 de mayo.
Felix Merino Obanos, natural de Valladolid. Tomó la alternativa en Madrid de manos de Joselito y como testigo, Juan Belmonte, un 16 de septiembre de 1918. Su carrera fue de más a menos, renunciando a la alternativa en 1926, para torear como novillero. En 1927 acudió a torear seis toros de Palhá a Ubeda (Jaén) junto a José Iglesias y el “Sanluqueño”. El primer toro alcanzó a Merino al saltar la barrera y le dio una tremenda cornada en el muslo derecho. Trasladado a Madrid al Sanatorio del Perpetuo Socorro, murió dos días después a causa de una asistólia.
Ignacio Sánchez Mejías, tomó la alternativa en Barcelona un 16 de marzo de 1919, alternativa que le confirmó el mismo Joselito en Madrid el 5 de abril de 1920, un mes antes de que el gelveño muriera trágicamente en Talavera. El 11 de agosto de 1934 torea Ignacio en Manzanares junto al rejoneador Simao da Veiga, Fermín Espinosa “Armillita Chico” y Alfredo Corrochano, con toros de la ganadería de los Hermanos Ayala. El toro “Granadino” corneó en el muslo derecho a Ignacio al pasarlo por alto sentado en el estribo de la barrera. Murió de una gangrena gaseosa dos días después en un hospital de Madrid.
Hubo tres toreros apadrinados por Joselito que estuvieron marcados por el infortunio y la mala suerte a pesar de no morir por asta de toro: el jerezano Juan Luis de la Rosa de la Garquen, tomó la alternativa el 28 de septiembre de 1919 en la feria de San Miguel de Sevilla. En 1938 en plena Guerra Civil, murió asesinado a tiros en las calles de Barcelona, en circunstancias aun no esclarecidas, al parecer por unos revolucionarios, pocos días antes de que la capital catalana fuera liberada por las tropas de Franco.
Al sevillano Francisco Díaz Pérez “Pacorro” le dio Joselito la alternativa un 11 de agosto de 1918 en San Sebastián, con toros de Murube. Su carrera ilusionante y prometedora se apagó pronto con las cogidas y la mala fortuna. Renunció a la alternativa en 1924, aunque tampoco le acompañó la suerte como novillero pues torea muy pocas veces hasta ser olvidado totalmente por la afición. A partir de 1929 se le puede considerar prácticamente retirado de la profesión. De ser un niño prodigio en los ruedos pasó en pocos años a morir en Sevilla en la miseria más absoluta.
Angel Fernández Pedraza “Angelete”, fue un torero extremeño de Baños de Montemayor (Cáceres), que tomó la alternativa de manos de Joselito el 12 de septiembre de 1917 con el toro “Gitano” de Coquilla. En 1926 se retiró definitivamente de los toros tras una carrera llena de altibajos, pasando por la profesión con más pena que gloria. Se aleja de los ruedos cuando ya está completamente inválido.
Nunca se recuperó de una cornada en el pecho recibida en Tetuán, ni de la lesión que se produjo en 1920 en Ciudad Juárez (México), donde se cortó con el estoque la mano, herida tan grave que estuvo a punto de costarle la amputación de este miembro que ya nunca recuperó su movilidad.
Fracasaron como toreros los dos apadrinados que aún quedan. En primer lugar José Flores González “Camará”, cordobés a quien Joselito dio la alternativa el 21 de marzo de 1918 en Madrid, con el toro “Amargoso” de Benjumea, actuando como testigo Saleri II. Tras tener en 1920 un bajón impresionante en su carrera abandona los ruedos dos años más tarde (1922). Pocos años más tarde sería muy famoso como apoderado de “El Monstruo” Manuel Rodríguez “Manolete”, faceta en la que sin duda marcó época, modelo y referente para el futuro del apoderamiento de toreros.
Por último Domingo González Mateos “Dominguin”, toledano de Escalona. El 26 de septiembre de 1918 se doctora de la mano de Joselito en Madrid, con el toro “Agujito” de la ganadería de Contreras. En 1921 comienza a bajar su cotización como torero y en 1925 deja el traje de luces para regir los destinos de su hijo Luis Miguel Dominguin, y como empresario taurino, además de apoderar también a toreros como Domingo Ortega y Joaquín Rodríguez “Cagancho”.
Pero demos, si les parece, un breve repaso a los episodios que marcaron las vidas de cada uno de estos infortunados que fueron signados en sus destinos por los designios de Joselito. En primer lugar los cinco toreros apadrinados por el de Gelves que murieron por asta de toro:
Florentino Ballesteros Solsona, zaragozano, estuvo sólo un año en el escalafón de matadores de toros. El 13 de abril de 1916 tomó la alternativa en Madrid, de manos de Joselito, alternando con ellos Francisco Posada, con toros del Conde de Santa Coloma. El toro de la alternativa se llamaba “Campanario”. El 22 de abril de 1917 torea en Madrid, junto a Joselito y Manuel Mejías “Bienvenida”. El toro de Benjumea de nombre “Cocinero”, berrendo en castaño, le corneó en el pecho al torear de capa, falleciendo en la madrugada del día siguiente.
Ernesto Pastor Lavergne, hijo de mexicano y francesa, nacido en Puerto Rico. Le dio la alternativa Joselito en Oviedo el 17 de septiembre de 1919. Dos años más tarde, el 5 de junio de 1921 torea en Madrid y al muletear a “Bellotero”, del hierro del Marqués de Villagodio, fue prendido por el muslo derecho, sin que el espada pasara a la enfermería hasta dar muerte al astado. Se le apreció una cornada de 12 centímetros a la que no se le concedió la debida importancia. Se le infectó la herida y hubo de ser operado de urgencia al día siguiente. Murió un día después de una septicemia.
Manuel Varé García “Varelito”, sevillano y trianero. Tomó la alternativa en Madrid un 26 de septiembre de 1918, la misma tarde en que recibía tal investidura Domingo González “Dominguín” también por Joselito. El toro de la alternativa fue “Flor de Jara”, negro zaino, de García de la Lama, en una tarde arrolladora de Joselito que actuó como padrino de ambos toreros. El 21 de abril de 1922 torea en Sevilla. Al estoquear al toro “Bombito” del Marqués de Guadalest, Varelito fue herido de suma gravedad en el recto, muriendo el 13 de mayo.
Felix Merino Obanos, natural de Valladolid. Tomó la alternativa en Madrid de manos de Joselito y como testigo, Juan Belmonte, un 16 de septiembre de 1918. Su carrera fue de más a menos, renunciando a la alternativa en 1926, para torear como novillero. En 1927 acudió a torear seis toros de Palhá a Ubeda (Jaén) junto a José Iglesias y el “Sanluqueño”. El primer toro alcanzó a Merino al saltar la barrera y le dio una tremenda cornada en el muslo derecho. Trasladado a Madrid al Sanatorio del Perpetuo Socorro, murió dos días después a causa de una asistólia.
Ignacio Sánchez Mejías, tomó la alternativa en Barcelona un 16 de marzo de 1919, alternativa que le confirmó el mismo Joselito en Madrid el 5 de abril de 1920, un mes antes de que el gelveño muriera trágicamente en Talavera. El 11 de agosto de 1934 torea Ignacio en Manzanares junto al rejoneador Simao da Veiga, Fermín Espinosa “Armillita Chico” y Alfredo Corrochano, con toros de la ganadería de los Hermanos Ayala. El toro “Granadino” corneó en el muslo derecho a Ignacio al pasarlo por alto sentado en el estribo de la barrera. Murió de una gangrena gaseosa dos días después en un hospital de Madrid.
Hubo tres toreros apadrinados por Joselito que estuvieron marcados por el infortunio y la mala suerte a pesar de no morir por asta de toro: el jerezano Juan Luis de la Rosa de la Garquen, tomó la alternativa el 28 de septiembre de 1919 en la feria de San Miguel de Sevilla. En 1938 en plena Guerra Civil, murió asesinado a tiros en las calles de Barcelona, en circunstancias aun no esclarecidas, al parecer por unos revolucionarios, pocos días antes de que la capital catalana fuera liberada por las tropas de Franco.
Al sevillano Francisco Díaz Pérez “Pacorro” le dio Joselito la alternativa un 11 de agosto de 1918 en San Sebastián, con toros de Murube. Su carrera ilusionante y prometedora se apagó pronto con las cogidas y la mala fortuna. Renunció a la alternativa en 1924, aunque tampoco le acompañó la suerte como novillero pues torea muy pocas veces hasta ser olvidado totalmente por la afición. A partir de 1929 se le puede considerar prácticamente retirado de la profesión. De ser un niño prodigio en los ruedos pasó en pocos años a morir en Sevilla en la miseria más absoluta.
Angel Fernández Pedraza “Angelete”, fue un torero extremeño de Baños de Montemayor (Cáceres), que tomó la alternativa de manos de Joselito el 12 de septiembre de 1917 con el toro “Gitano” de Coquilla. En 1926 se retiró definitivamente de los toros tras una carrera llena de altibajos, pasando por la profesión con más pena que gloria. Se aleja de los ruedos cuando ya está completamente inválido.
Nunca se recuperó de una cornada en el pecho recibida en Tetuán, ni de la lesión que se produjo en 1920 en Ciudad Juárez (México), donde se cortó con el estoque la mano, herida tan grave que estuvo a punto de costarle la amputación de este miembro que ya nunca recuperó su movilidad.
Fracasaron como toreros los dos apadrinados que aún quedan. En primer lugar José Flores González “Camará”, cordobés a quien Joselito dio la alternativa el 21 de marzo de 1918 en Madrid, con el toro “Amargoso” de Benjumea, actuando como testigo Saleri II. Tras tener en 1920 un bajón impresionante en su carrera abandona los ruedos dos años más tarde (1922). Pocos años más tarde sería muy famoso como apoderado de “El Monstruo” Manuel Rodríguez “Manolete”, faceta en la que sin duda marcó época, modelo y referente para el futuro del apoderamiento de toreros.
Por último Domingo González Mateos “Dominguin”, toledano de Escalona. El 26 de septiembre de 1918 se doctora de la mano de Joselito en Madrid, con el toro “Agujito” de la ganadería de Contreras. En 1921 comienza a bajar su cotización como torero y en 1925 deja el traje de luces para regir los destinos de su hijo Luis Miguel Dominguin, y como empresario taurino, además de apoderar también a toreros como Domingo Ortega y Joaquín Rodríguez “Cagancho”.
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