lunes, 10 de septiembre de 2012

FERIA DE CABRA: DORADO Y DÍAZ SALVAN LA TARDE


Ganado: seis toros de Manuel Blázquez muy bien presentados, escasos de fuerzas, nobles y bravos. Muy bueno el quinto, pero el mejor el sexto, premiado con la vuelta al ruedo.

Juan Serrano “Finito de Córdoba”: estocada atravesada (oreja) y media estocada trasera y tendida (oreja).

Manuel Díaz “El Cordobes”: estocada (ovación tras fuerte petición y bronca al palco por no concederla) y estocada ( dos orejas).

Andrés Luis Dorado: dos pinchazos y estocada (vuelta al ruedo ) y estocada (dos orejas tras aviso).
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Plaza: Algo mas de un cuarto de entrada en tarde de agradable temperatura.

L.R.G.
Cabra -7-9-2012

Hay una película del Far West cuyo titular : “Cometieron dos errores”, viene que ni anillo al dedo para aplicársela a la actuación del Usía en la tarde de hoy. Aunque este solo cometiera un solo error, pero de bulto: negar la oreja a Manuel Díaz cuando la plaza la solicitaba mayoritariamente. A punto estuvo de organizar un altercado de orden público. A “El Cordobés” lo quiere la gente y esa negativa fue considerada una afrenta. En el palco hay que tener criterio. Si el reglamento dice que el público concede la primera oreja, ésta se da y punto. Siempre tiene el presidente la opción de dar mas premio, según lo realizado por el espada de turno, bajo su punto de vista, claro está. Se ve que hoy el presidente no tenía su tarde. Que le vamos a hacer. La verdad es que cabreó mucho al personal ( y quien paga no quiere sofocones).
Anecdotario aparte, si hubo un triunfador claro y contundente fue Andrés Luis Dorado que se reivindicó como torero valiente y con arte. No está pródigo en actuaciones, pero las que tiene las salda con éxito. Sorteó el toro más importante del encierro y fue capaz de estar a su altura, recibiéndolo con ajustadas verónicas que se jalearon. El animal se entregó en el caballo para llegar a la muleta ahormado y en su punto justo. Dorado comenzó su faena rodilla en tierra para incorporarse y rubricar la serie con un torerísimo pase de pecho. Siguió en redondos con el animal embebido en la muleta. Varias series calentaron al tendido. Con la izquierda mas de lo mismo, cadencia, temple y torería a un astado que no se cansaba de embestir. Faena muy completa y con la plaza entregada. Dorado, que reaparecía tras la grave cornada sufrida en Azuaga el 14 de Agosto, no apuntó ninguna secuela y su entrega fue absoluta. Una contundente estocada colocaron en sus manos las dos orejas. Para este toro, se pidió, incluso, el indulto por un sector del público. En su primero, un toro con embestida incierta y más reservón Andrés Luis tuvo una actuación más que correcta, pudiendo haber cortado un trofeo si la espada entra.
Descubrir a Manuel Díaz “El Cordobés” a través de un puñado de líneas, sería una temeridad. Su entrega y profesionalidad es de sobra conocida por todos. Y por eso lleva tantas temporadas estando en la pomada del escalafón. Esta tarde no podía ser menos. Tuvo dos toros completamente distintos, aunque los dos nobles y bravos. Su primero, toro extraordinario, pero carente de fuerzas, le obligó a emplearse a fondo para mantenerlo en pie. Por eso la muleta a media altura fue un antídoto extraordinario. Medicina Santa. Con ese mimo realizó una faena muy seria con destacados muletazos por ambas manos de muy bella factura. Cuando dobló el animal, y ante la negativa de la presidencia a conceder el trofeo, el ganadero saltó al ruedo y solicitó, pañuelo en mano, el trofeo para el matador. Fue “invitado” a salir por las fuerzas del orden. Pero lo auténticamente importante lo realizó Manuel Díaz en el quinto de la tarde. No quería el rubio torero irse de vacío y le cuajó una faena de mucho mérito. Memorables las cuatro series con la derecha rematadas con magníficos pases de pecho, de muchos kilates. El orgullo salió a relucir y el buen toreo también.
“Finito de Córdoba”, de enfermero en su primero, solo pudo enjaretarle varios muletazos sueltos en redondo. Se negó a pasear la oreja concedida y se disgustó el público. En el cuarto, estuvo frío y anodino ante un noble ejemplar. Dorado le invitó, junto al ganadero y Díaz a dar una vuelta triunfar y el torero denegó el detalle. Tampoco quiso compartir con sus compañeros la salida a hombros.










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