lunes, 1 de noviembre de 2010

CORDOBA: BODAS DE PLATA DE “EL CALIFA”

Juan Antonio García “El Califa” y su esposa María Dolores Ojeda han celebrado con gran ilusión su XXV aniversario de boda.
Fue el día 12 de Octubre de 1985 cuando, ante la Sagrada Imagen de Ntra. Sra. de los Dolores de Córdoba, se prometieron amor eterno y hoy tras el cuarto de siglo transcurrido continúan tan enamorados como aquel día. Para celebrar tan feliz acontecimiento organizaron en el jardín de su casa una fiesta que comenzó con la Eucaristía donde renovaron sus promesas matrimoniales.
A continuación familiares y amigos compartieron un exquisito perol cordobés donde no faltó el buen cante de unos buenos aficionados que no faltaron a la cita.
A los postres la rica tarta cortada en porciones por los novios fue saboreada por todos entre vivas a la pareja y largos tragos de champán.
Juan Antonio es un gran aficionado y defensor de la fiesta que en su juventud luchó por ser torero. Muy joven marchó a Madrid a probar fortuna y tras duros avatares consiguió torear en toda la zona norte de la capital de España hasta que con cierto renombre abrió la temporada por otras plazas de España, incluida la de Córdoba donde  conoció el éxito.
Su mejor recuerdo es la salida en hombros por la puerta grande de Las Ventas de Madrid y el más triste la cornada de caballo que recibió en la Real Maestranza de Sevilla, que le apartó durante dos años de la actividad taurina y que gracias al doctor Ramón Vila pudo salvar la vida.
Ya recuperado y habiendo perdido el sitio de privilegio que ocupaba como novillero con caballos, decidió hacerse subalterno y durante largos años estuvo a las órdenes de los mejores rejoneadores retirándose cuando iba en la cuadrilla de Inés Cartagena.
Entonces era un buen torero, valiente y elegante y hoy es una buena persona que ha compartido su vida con su querida María Dolores, el amor de su vida, una mujer entrañable dotada de buen sentido del humor.
Enhorabuena a la feliz pareja y a seguir regando el amor para que llegue tan lozano a las bodas de oro. Total no queda casi nada… L.R.G.

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