domingo, 7 de febrero de 2010

“GUERRITA” TIENE UN LUGAR EN LA GLORIA DE LOS TOREROS


Por El Zubi
Hace pocos años se cumplió un siglo, desde que el torero Rafael Guerra Bejarano, decidiera retirarse de los ruedos. Una fecha histórica sin duda, y que dejo a la afición sumida en la mayor orfandad taurina, hasta que apareciera algunos años más tarde la figura de Joselito. Ha pasado un siglo, digo, y me da la sensación de que aún no se ha puesto a este genial torero en el lugar que le corresponde. No me refiero a Córdoba, donde sé de sobra que aún se venera su memoria. Me refiero a la figura de “El Guerra” en la historia de la tauromaquia, a la importancia que tuvo todo cuanto hizo para el desarrollo del toreo moderno. Sus enseñanzas fueron recogidas y perfeccionadas por Joselito, aunque la crítica histórica quiera erróneamente, creo yo, atribuirle en exclusiva estos méritos a Juan Belmonte.
Estoy convencido que Guerrita tuvo dos cosas en su contra. Una fue haber vivido como torero en una época en la que los medios de comunicación se encontraban en un estadio casi prehistórico. De haber nacido en estos tiempos, lo suyo hubiera sido un auténtico fenómeno sociológico a nivel mundial. La otra fue, que por su buen oficio no se dejó matar de una cornada en la plaza. Y no ocurrió porque lidiaba siempre rozando la perfección, ya que conocía muy bien el comportamiento de los toros y sus terrenos.
En aquella época, (lo sé por todo cuanto he leído sobre él y lo que me ha contado su nieto Rafael Guerra, que por desgracia murió hace pocos años), Guerrita fue el más grande y no había otro. Dotado de un don y un talento especial para este oficio, y resulta que lo hacía todo bien. A esto le acompañaba un carácter irreductible e insobornable, que le hacia ir por derecho siempre y en todas las facetas de la vida. Esta rectitud suya y su conocida “tozudez” chocó con los públicos caprichosos y miserables que siempre ha habido en la villa y corte de Madrid, y como se dice vulgarmente, los mandó a todos a “freír puñetas” y se retiró a su Córdoba natal a vivir la vida. Eso sólo lo hace alguien que es muy grande, y dejo dicho: “En Madrid que atorée San Isidro…”
Me contaba hace años su nieto Rafael, que en cierta ocasión invitaron a su abuelo a participar en una montería en Andújar, a la que también asistía el rey Alfonso XIII con quién le unía una gran amistad. Al parecer Guerrita llegó un poco más tarde que los demás invitados. De tal forma que cuando llegó estaba todo el mundo en la plazoleta del cortijo haciendo los preparativos para comenzar la cacería. Guerrita llego en su limusina, conducida por su chofer. La llegada fue espectacular. Rafael Guerra bajó del coche envuelto en su capa con forros de seda color morado, y se acercó al resto de los invitados. El rey Alfonso XIII, que tenía gran predilección y afecto por este legendario torero, se acercó a él y bromeando, le dijo: “Rafael, que con esa capa perece usted un obispo”. El Guerra, con una sonrisa en los labios, comprendió la broma, y le contestó inteligentemente al rey: “Perdone usted Majestad, pero yo en lo mío, soy el Papa”. Todo el mundo, incluido el rey, rieron con la salida tan divertida y ocurrente que tuvo el Guerra. Una anécdota que denota esa fina inteligencia natural que este hombre tuvo para todo en la vida. Y la seguridad que tenía de sí mismo, de saber que era el más grande. No se equivocó cuando sentenció: “después de mi, naide, y después de naide, Fuentes”. Fue torero dentro y fuera de los ruedos has ta la muerte. Un hombre que tuvo una vocación casi sacerdotal, con una dimensión profesional de las más grandes que han existido en este difícil mundo de los toros. Por eso, yo quiero hoy poner un granito de arena más para engrandecer aún más su memoria, e intentar poner a este monstruo del torero en el lugar que le corresponde: la gloria.

4 comentarios:

  1. Ese es el problema, que las verdaderas figuras del toreo las metemos en ese saco que es el de "los toreros antiguos", sin encuadrarnos en ninguna época y sin conocer ni sus méritos, ni su forma de entender el toreo. Ahora estamos suficientemente deslumbrados con figurones y nos atrevemos adecir que ahora se torea mejor que nunca. Comosiempre no sabemos diferenciar entre torear y dar pases.
    Un saludo

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  2. Amigo Enrique. En primer lugar gracias por leerme y por vistar mi blog. Estoy de acuerdo contigo en todo. Por eso en este blog reivindico las glorias del pasado que ya son eternas, para refrescar la memoria historica de la tauromaquia que muchas veces es olvidada, y que se sepa que en el toreo esta casi todo hecho y que hubo mucha gente que se dejó su sangre en los ruedos con tanto valor y arte como los de ahora, con una diferencia...que el ganado de antes era mas duro que el de ahora. Un cordial saludo

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  3. Señor Gonzalez: como siempre sus comentarios son sublimes llenos de una riqueza anabarcables saludos ( Sillero )

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  4. Gracias amigo Sillero, procuro hacer las cosas lo mejor que sé y puedo. Yo intento diariamente dar toda la calidad que llevo dentro en este blog, que es desde un vista profesional, lo único que es realmente mío. Gracias por leerme y por visitarme.

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Opine con toda libertad pero por favor....si me va a dejar un insulto le ruego que se ahorre el trabajo pues el mensaje no lo vera nadie, ya que inmediatamente lo elimino. Gracias por visitar mi blog.