sábado, 1 de junio de 2013

SEGUNDA DE FERIA DE CÓRDOBA: TOREROS SIN TOROS



L.R.G.
Ganado: toros de Núñez del Cuvillo, el primero como sobrero, del mismo hierro, en sustitución de uno que se inválido en un encuentro con el caballo, del mismo hierro, aceptablemente presentados pero escasos de fuerza y raza.
Miguel Ángel Perera: estocada defectuosa(ovación) y dos pinchazos y media estocada(silencio tras aviso).
Alejandro Talavante: media estocada desprendida y descabello (ovación con saludos) y dos pinchazos (silencio).
David Mora: estocada(oreja) y dos pinchazos y estocada desprendida (palmas).
Plaza: Los Califas, menos de media entrada, en tarde agradable de temperatura.

Cuando falla el toro todo se desmorona. El torero pierde la ilusión y el tendido se mosquea. El encierro de ayer, con vitola de calidad, quedó en un fiasco por la falta de raza y con las fuerzas justas. El primero de la tarde, que tenía más tranco, en cuanto vio salir los piqueros cruzó el ruedo enfilando al caballo y del encontronazo se descordó. A partir de ahí poco fondo en el ganado y en consecuencia poco que archivar en la memoria de una tarde más bien gris.
Miguel Angel Perera estuvo muy dispuesto, con las zapatillas atornilladas en la arena, ante un lote que le dio pocas opciones, sobre todo el primero, que se fue apagando conforme avanzaba la faena. En el cuarto optó por seguir pisando terreno arriesgado y así justificó su labor, salpicada de pases sueltos de calidad, pero sin hilvanar faena.
Talavante comenzó su faena en el centro del ruedo con pases cambiados por la espalda con el ¡Huy! en el tendido. Una serie rotunda por el derecho pareció que la cosa prometía, pero enseguida la obra se vino abajo. Pocos pases limpios y el desánimo prendió en todos. El Quinto fue un animal carente de todo ante lo único que pudo hacer es estar ahí un rato.
David Mora salvó la tarde, si es que esto tenía salvación. Por lo menos impidió que el aburrimiento inundara la plaza. Faena muy alegre con series cargadas de torería por ambas manos. Estuvo el torero con muchas ganas y aprovechó el engañoso motor del animal para exprimirlo al máximo. No pudo sin embargo hilvanar más de tres pases seguidos y la faena no reventó. El toro no daba para más. Naturales y redondos de bella factura pusieron en sus manos el único trofeo de la tarde. El sexto fue otro animal soso y sin transmisión. El torero lo intentó pero no había fondo.
Los tres toreros fueron despedidos con gran ovación.





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