Madrid. Miércoles 25 de mayo. Corrida de la Prensa. Plaza de las Ventas: Lleno de no hay billetes. Tarde soleada y calurosa (32 grados). Se lidiaron 6 toros de la ganadería de Alcurrucén (encaste Núñez). Corrida bien presentada, de desigual juego, algo mansa a excepción de primero y segundo que fueron bravos. Abrieron plaza: el francés Sebastián Castella (una oreja, y palmas y un aviso). Miguel Ángel Perera (pitos y pitos) y el mexicano Joselito Adame que confirmaba su alternativa, (ovación y ovación con petición minoritaria de oreja).Volvió el rey don Juan Carlos a la barrera de las Ventas, acompañado del presidente de la Asociación de la Prensa. Mucho público mexicano en los tendidos.
Por Rafael GONZALEZ ZUBIETA
La Plaza de las Ventas dormitaba ayer embadurnada por su habitual gélida frialdad, cuando en el sexto de la tarde el mexicano Joselito Adame despertó al respetable jugándose la vida. Volvía de torear su primer toro con el que Castella le acababa de confirmar su maestría. El toro de la confirmación se llamaba Escribano, un negro chorreao de 529 kilos, bravo y encastado con el que el mexicano estuvo atropellado y en el que dejó ver sus nervios, naturales en un escenario en el que el pánico escénico se apodera de los actores principales y es mayor que el que se genera en el Bernabéu. Era un toro serio de verdad, bajo y muy astifino, que humillaba en el capote y que sin embargo apenas se empleó en el caballo. Adame le hizo un quite con tres chicuelinas ajustadísimas de infarto. Tras la ceremonia de confirmación en la que Castella le cedió los trastos al mexicano, Adame tuvo el bonito gesto de brindarle el toro al rey de España, un brindis emotivo en el que se dejó ver los lazos de cariño entre los dos países hispánicos. Se fue al centro del ruedo y citó al toro con estatuarios. Escribano le puso la zancadilla al torero mexicano que cayó de bruces en su misma cara y allí mismo se levantó enrabietado y le dio una tanda con la derecha con muletazos extraordinarios, que despabilaron a unos tendidos que llevan días mas que fríos con los toreros…. congelados, y nadie sabe por qué. Probó al toro con la izquierda pasándose la muleta a la derecha y despatarrándose para darle otra tanda honda y sentida aunque algo atropellada. Los nervios le hicieron mella al mexicano que no acabó de templar esa muleta ni de templar la brava embestida del toro. Lo despachó con una estocada cruzada que le salió por el costado izquierdo al bicho que le hizo caer fulminado. El público le ovacionó.
Fue en su segundo toro donde Adame mostró ese instinto salvaje de los toreros aztecas. Un toro de nombre Guitarra huidizo y manso que se hizo difícil de lidiar. Al torero mexicano le daba igual ya si el toro iba a ir o no. Dio casi la vuelta al ruedo buscando a sus padres que estaban en un tendido próximo a barrera y dirigiéndose a su madre le dijo lo que iba a hacer: “mami… me voy a jugarla vida. Va por ustedes”… y bien que lo hizo, pues despertó los gélidos bostezos del personal que ayer abarrotaba los tendidos de las Ventas. Trasteó al toro muy bien en el tercio… con mucha quietud, después lo citó de lejos y le dio una buena tanda jugándose la vida, pues el toro es que se paraba a cada instante y no tenía una embestida firme. Adame le aguantó el tipo y le tragó lo indecible. El público no despabilaba y seguía frio con el mexicano. Lo citó con la derecha y tras dos muletazos despatarrado se lo pasó por detrás de manera escalofriante e inesperada, un gesto torero que hizo despertar los tendidos e hizo que el hielo de toda una tarde se derritiera. Entonces comenzaron a prestarle atención al valor del torero mexicano, que demostró ser un torero de los grandes con un valor y una hondura que ya quisieran muchos coletudos españoles de pacotilla tener. De nuevo Adame metió al bicho en su muleta y con un pase de valor y mucha convicción de lo pasó otra vez de forma inesperada por detrás. Probó la izquierda con dos naturales y uno de pecho, para volver de nuevo al pitón derecho. Joselito Adame estuvo muy firme y con mucha convicción. Estuvo habilidoso y logró meterse al público en el bolsillo de su diminuto traje de luces. Con un toreo lleno de quietud y de verdad. Ya hecha la faena se fue por la espada y le dio algo mas de media estocada en buen sitió que dejó al toro para el arrastre. Hubo una tímida petición de oreja y una fuerte ovación que le reconoció la labor de este pequeño gigante del toreo azteca que es Joselito Adame.
Quien no estuvo a nivel fue Sebastián Castella en su primer toro, segundo en la lidia. De nombre Arrestado, seguramente el mejor de la corrida por bravo y encastado. Logró darle hasta sesenta y dos muletazos. Lo toreo a la verónica, fue dos veces al caballo de lejos y achuchó en los petos como un tren. Un toro de los de indulto… vamos. Embistió en la muleta galopando y con alegría, humillando y bajando la cara hasta hacer un surco en la arena con el morro. Fue un grandísimo toro, ideal para hacer el toreo bueno, el toreo soñado si enfrente hubiera tenido un muletero de la vieja escuela. Pero delante tuvo a Castella, que se pasó de tiempo (un aviso le dieron) en una faena limpia, aseadita y ligada, pero a la que la faltó hondura, grandeza y empaque, a tono con el largo recorrido y embestida del excepcional toro, un Núñez clásico. Se ganó una oreja y encima no se explicaba como no le dieron las dos. El público de Madrid es acido, frío, desagradable y a veces hasta cabrón… pero entiende de toros y cuando hay algo bueno fuera de lo normal… lo aprecia. En el cuarto, un manso que embestía a oleadas, tenía que haber aprovechado esas arrancadas porque metía la cara con codicia y transmitiendo emoción. Castella no supo o no pudo entenderlo… pues con tres tandas vibrantes y profundas podía haber montado un escándalo y sin embargo no las dio… y eso que perdió el francés.
Miguel Ángel Perera tuvo un lote manso pero toreable. A poco que se hubiera decidido a colocarse en ese terreno donde se cuajan los toros a los que se debe vencer con cojones, hubiera logrado meterlos en la muleta. Miguel Ángel Perera estuvo espeso y torpe, cerrando de mala manera su actuación en esta feria, con un pobre balance. Bien es verdad que en sus tres comparecencias tuvo siempre mala suerte con los lotes que le correspondieron. También es verdad que bien podría haber terminado en hule unas cuantas de veces… y sin embargo en ese aspecto le acompañó siempre la suerte.
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