Madrid. Domingo 22 de mayo. 13ª de la Feria de San Isidro. Plaza de las Ventas: Lleno. Tarde agradable y nublada. Se lidiaron 5 toros de la ganadería del Partido de Resines (antigua Pablo Romero), 1 de Nazario Ibañez y 1 de los Chospes, por devolución del segundo toro por falta de fuerza. Corrida bien presentada pero falta de casta y de fuerza. Abrieron plaza el mexicano Ignacio Garibay que reaparecía en Madrid después de nueve años (silencio y fuerte ovación y cornada en el muslo derecho). Serafín Marín (petición de oreja y vuelta al ruedo y silencio y un aviso) y Sergio Aguilar(palmas y palmas). Presidió el festejo Julio Martínez Moreno. Muchísimo publico mexicano en los tendidos, en un día en que en España se celebraban elecciones municipales y autonómicas.
Por Rafael GONZALEZ ZUBIETA
El torero mexicano Ignacio Garibay resulto ayer herido grave en el muslo derecho con una cornada muy fea, cuando muleteaba al cuarto toro, segundo de su lote, de nombre Morito, de 672 kilos, un cárdeno oscuro veleto muy guapo, mas grande que un trolebús, pero que no valía ni para tirar de las carretas en la Romería del Rocío. En el capote el toro salía suelto y con la cara arriba sin humillar. Era muy corretón y abanto pues mostró su mansedumbre barbeando las tablas de la barrera por toda la plaza. Vamos... un manso “pregonao” que no quería ni ver al caballo. Tuvo una lidia desordenada y descompuesta mas por la mansedumbre del elefante que por la eficacia de los toreros que hicieron bien su trabajo. Ignacio Garibay se dobló con el toro al inicio de la faena y, como era manso, lo sacó a los medios. Allí le atacó con oficio y valentía, pero el bicho embestía sin celo y con la cara arriba. A la salida de un pase de pecho el buey logró empitonar al torero por la parte exterior del muslo derecho infiriéndole una cornada que a la postre fue grave. El mexicano voló por los aires y recibió después en el suelo una enorme paliza, pues el bicho era manso pero con muy mala leche. Ignacio Garibay intentaba quitarse a la fiera de encima y en ese tira y afloja, el toro le dio en la boca un golpe con la pala del pitón que le tiró al suelo varios dientes. Ignacio Garibay arriesgó mas de la cuenta y el toro es que no valía la pena. Con la cornada en el muslo, sangre en la boca y sin inmutarse el torero mexicano hizo un acopio de valor inmenso y se fue por la espada. Con media estocada y cinco descabellos lo despacho al otro mundo, y él se fue como los toreros machos andando por su pié a la enfermería como si tal cosa... donde fue intervenido de urgencia.
Con su primero estuvo muy bien. Fue un toro que tenía un pelaje armiñado espectacular. Lo recibió con el capote aunque era muy abanto y tuvo un comportamiento de manso en el caballo. Lo toreó con quietud, sacándolo del tercio a los medios. El toro tenía sin embargo bondad y humillaba. Le dio una primera tanda con la derecha muy buena, aunque mejor fue la segunda por la ligazón... tanto que la plaza “crujió bonito” como dicen los mexicanos. Le dio el paso de las flores y le ligó otra serie rematando con un cambio de mano cuya emoción llegó de inmediato a los tendidos. La embestida del toro se fue viniendo abajo y era ya mas corta. Con la izquierda dio varias tandas pero sin ligar los muletazos ya que el bicho estaba echando la persiana. Esta circunstancia enfrió al público. Remató con otra serie con la derecha pero sin ligar. Dio un pinchazo sin soltar, estocada caída y descabello
Decepción con la corrida de los Pablo Romero, que ya no es ni sombra de lo que fue. Toros mansos como bueyes con una buena presentación pero nada más. Corrida con relleno de otras ganaderías, sin casta ni fuerza... un desastre mayúsculo. Una lástima, ya que los tendidos estaban muy poblados de banderas mexicanas y de mexicanos ilustres: compañeros de los medios de comunicación y gente del toro de México. Estaba Eloy Cavazos, el Zotoluco, acompañados de Cesar rincón y Sebastián Palomo Linares. Una tarde que parecía iba a ser una fiesta mexicana y que se torno dolorosa por la cogida de Garibay y muy aburrida y tediosa por el comportamiento de los toros que resultaron mansos, sin casta y sin fuerza. Mal comportamiento de los aficionados de Madrid al aplaudir al segundo toro de Garibay cuando apareció por chiqueros. Lo aplaudieron por su espectacular aspecto. Grande como un elefante con 672 kilos pero luego los aplausos se tornaron en pitos pues era un manso pregonao... y ahora ¿qué pasa?... Dónde se han ido los aplausos de salida?... y es que este público de Madrid peca de enterado, de ácido y mal educado... y de saber de toros mas que nadie, y en esto del toro no se puede decir nada hasta que el toro no salga del caballo. Aplicar eso de “caballo grande ande o no ande” no vale en la Fiesta... porque los toros no deben ser caballos, aunque este que salió ayer por toriles era en realidad un elefante que se había escapado del zoo. Pero los madrileños quieren mucho toro... cuanto mas pese mejor toro ya que eso es un grave y craso error... pues que les manden los bueyes que ahora tirarán de las carretas de la Romería del Rocío y que los toreen ellos si pueden.
Su hubiese que hablar del triunfador de la tarde sin duda ese fue el catalán Serafín Marin a quién en su primero, el público le pidió con timidez la oreja y se vio forzado a dar la vuelta al ruedo en recompensa a su valiente labor y a su esfuerzo pues estuvo siempre por encima del toro. Lo recibió muy bien con el capote con cuatro verónicas y una media extraordinarias. Sergio Aguilar hizo un quite por tafalleras muy ajustado lleno de emoción. Serafín Marín se llevo el toro a los medios lo citó de lejos y el bicho que parecía iba a ir bien, fue a su encuentro galopando. Le dio una tanda con la derecha muy templadita y buena. De nuevo lo citó de lejos y dos tandas más. Por la izquierda el toro se quedaba ya corto y algo descompuesto pero se tragó una tanda aunque el público estaba muy frío con el torero y no entraba en la faena. Al toro le costaba un mundo llegar al final de los pases. Acabó su labor con unas manoletinas muy ajustadas. Dio una estocada espectacular quedando prendido el torero del pitón derecho por el pecho. Ahí despertaron los tendidos y se dieron cuenta del esfuerzo del torero. Fueron unos segundos espeluznantes que presagiaban lo peor, ya que el torero catalán no lograba bajarse de los cuernos del bicho y una cornada en esa zona es mortal de necesidad. Todo quedó finalmente en un mal golpe, el torero dolorido, la camisa hecha unos zorros y el toro cayendo muerto en la arena a los pocos segundos. Hubo una tímida petición de oreja y dio la vuelta al ruedo. El segundo toro de Serafín no daba mas que cabezazos y tenía muy mala leche. El catalán se dobló con él con valentía arriesgando, pero donde no hay es imposible sacar nada. El toro se llamaba Joyero, pero no era una joya precisamente... ni siquiera bisutería, sino quincalla de la barata y mala. Murió de dos pinchazos, media estocada, tres descabellos y un aviso, premiando el frío público de Madrid al torero catalán con un sonoro silencio.
A Sergio Aguilar le tocó el peor lote. Anduvo decidido toda la tarde y lo intentó de veras... pero sus dos toros es que no tenían un pase. Este torero es un torero al que no le acompaña la suerte. Tiene un concepto muy puro y clásico del toreo, pero no pudo mostrarlo. Recibió sólo palmas en sus dos toros.
Parte médico de la cogida de Ignacio Garibay:
“Durante la lidia del 4º toro ha ingresado en la enfermería el matador de toros mexicano Ignacio Garibay con: herida por asta de toro con orificio de entrada en tercio medio cara externa de muslo derecho con una trayectoria hacia adentro y arriba de 25 cms que produce destrozos en los músculos tensor de la fascia lata, vasto externo y recto anterior, con orificio de salida en tercio superior cara anterior. Pronostico grave que le impide continuar la lidia. Intervenido en la Enfermería de la Plaza y se traslada a la clínica La Fraternidad.
Fdo: Dr. García Padros. “
Por Rafael GONZALEZ ZUBIETA
El torero mexicano Ignacio Garibay resulto ayer herido grave en el muslo derecho con una cornada muy fea, cuando muleteaba al cuarto toro, segundo de su lote, de nombre Morito, de 672 kilos, un cárdeno oscuro veleto muy guapo, mas grande que un trolebús, pero que no valía ni para tirar de las carretas en la Romería del Rocío. En el capote el toro salía suelto y con la cara arriba sin humillar. Era muy corretón y abanto pues mostró su mansedumbre barbeando las tablas de la barrera por toda la plaza. Vamos... un manso “pregonao” que no quería ni ver al caballo. Tuvo una lidia desordenada y descompuesta mas por la mansedumbre del elefante que por la eficacia de los toreros que hicieron bien su trabajo. Ignacio Garibay se dobló con el toro al inicio de la faena y, como era manso, lo sacó a los medios. Allí le atacó con oficio y valentía, pero el bicho embestía sin celo y con la cara arriba. A la salida de un pase de pecho el buey logró empitonar al torero por la parte exterior del muslo derecho infiriéndole una cornada que a la postre fue grave. El mexicano voló por los aires y recibió después en el suelo una enorme paliza, pues el bicho era manso pero con muy mala leche. Ignacio Garibay intentaba quitarse a la fiera de encima y en ese tira y afloja, el toro le dio en la boca un golpe con la pala del pitón que le tiró al suelo varios dientes. Ignacio Garibay arriesgó mas de la cuenta y el toro es que no valía la pena. Con la cornada en el muslo, sangre en la boca y sin inmutarse el torero mexicano hizo un acopio de valor inmenso y se fue por la espada. Con media estocada y cinco descabellos lo despacho al otro mundo, y él se fue como los toreros machos andando por su pié a la enfermería como si tal cosa... donde fue intervenido de urgencia.
Con su primero estuvo muy bien. Fue un toro que tenía un pelaje armiñado espectacular. Lo recibió con el capote aunque era muy abanto y tuvo un comportamiento de manso en el caballo. Lo toreó con quietud, sacándolo del tercio a los medios. El toro tenía sin embargo bondad y humillaba. Le dio una primera tanda con la derecha muy buena, aunque mejor fue la segunda por la ligazón... tanto que la plaza “crujió bonito” como dicen los mexicanos. Le dio el paso de las flores y le ligó otra serie rematando con un cambio de mano cuya emoción llegó de inmediato a los tendidos. La embestida del toro se fue viniendo abajo y era ya mas corta. Con la izquierda dio varias tandas pero sin ligar los muletazos ya que el bicho estaba echando la persiana. Esta circunstancia enfrió al público. Remató con otra serie con la derecha pero sin ligar. Dio un pinchazo sin soltar, estocada caída y descabello
Decepción con la corrida de los Pablo Romero, que ya no es ni sombra de lo que fue. Toros mansos como bueyes con una buena presentación pero nada más. Corrida con relleno de otras ganaderías, sin casta ni fuerza... un desastre mayúsculo. Una lástima, ya que los tendidos estaban muy poblados de banderas mexicanas y de mexicanos ilustres: compañeros de los medios de comunicación y gente del toro de México. Estaba Eloy Cavazos, el Zotoluco, acompañados de Cesar rincón y Sebastián Palomo Linares. Una tarde que parecía iba a ser una fiesta mexicana y que se torno dolorosa por la cogida de Garibay y muy aburrida y tediosa por el comportamiento de los toros que resultaron mansos, sin casta y sin fuerza. Mal comportamiento de los aficionados de Madrid al aplaudir al segundo toro de Garibay cuando apareció por chiqueros. Lo aplaudieron por su espectacular aspecto. Grande como un elefante con 672 kilos pero luego los aplausos se tornaron en pitos pues era un manso pregonao... y ahora ¿qué pasa?... Dónde se han ido los aplausos de salida?... y es que este público de Madrid peca de enterado, de ácido y mal educado... y de saber de toros mas que nadie, y en esto del toro no se puede decir nada hasta que el toro no salga del caballo. Aplicar eso de “caballo grande ande o no ande” no vale en la Fiesta... porque los toros no deben ser caballos, aunque este que salió ayer por toriles era en realidad un elefante que se había escapado del zoo. Pero los madrileños quieren mucho toro... cuanto mas pese mejor toro ya que eso es un grave y craso error... pues que les manden los bueyes que ahora tirarán de las carretas de la Romería del Rocío y que los toreen ellos si pueden.
Su hubiese que hablar del triunfador de la tarde sin duda ese fue el catalán Serafín Marin a quién en su primero, el público le pidió con timidez la oreja y se vio forzado a dar la vuelta al ruedo en recompensa a su valiente labor y a su esfuerzo pues estuvo siempre por encima del toro. Lo recibió muy bien con el capote con cuatro verónicas y una media extraordinarias. Sergio Aguilar hizo un quite por tafalleras muy ajustado lleno de emoción. Serafín Marín se llevo el toro a los medios lo citó de lejos y el bicho que parecía iba a ir bien, fue a su encuentro galopando. Le dio una tanda con la derecha muy templadita y buena. De nuevo lo citó de lejos y dos tandas más. Por la izquierda el toro se quedaba ya corto y algo descompuesto pero se tragó una tanda aunque el público estaba muy frío con el torero y no entraba en la faena. Al toro le costaba un mundo llegar al final de los pases. Acabó su labor con unas manoletinas muy ajustadas. Dio una estocada espectacular quedando prendido el torero del pitón derecho por el pecho. Ahí despertaron los tendidos y se dieron cuenta del esfuerzo del torero. Fueron unos segundos espeluznantes que presagiaban lo peor, ya que el torero catalán no lograba bajarse de los cuernos del bicho y una cornada en esa zona es mortal de necesidad. Todo quedó finalmente en un mal golpe, el torero dolorido, la camisa hecha unos zorros y el toro cayendo muerto en la arena a los pocos segundos. Hubo una tímida petición de oreja y dio la vuelta al ruedo. El segundo toro de Serafín no daba mas que cabezazos y tenía muy mala leche. El catalán se dobló con él con valentía arriesgando, pero donde no hay es imposible sacar nada. El toro se llamaba Joyero, pero no era una joya precisamente... ni siquiera bisutería, sino quincalla de la barata y mala. Murió de dos pinchazos, media estocada, tres descabellos y un aviso, premiando el frío público de Madrid al torero catalán con un sonoro silencio.
A Sergio Aguilar le tocó el peor lote. Anduvo decidido toda la tarde y lo intentó de veras... pero sus dos toros es que no tenían un pase. Este torero es un torero al que no le acompaña la suerte. Tiene un concepto muy puro y clásico del toreo, pero no pudo mostrarlo. Recibió sólo palmas en sus dos toros.
Parte médico de la cogida de Ignacio Garibay:
“Durante la lidia del 4º toro ha ingresado en la enfermería el matador de toros mexicano Ignacio Garibay con: herida por asta de toro con orificio de entrada en tercio medio cara externa de muslo derecho con una trayectoria hacia adentro y arriba de 25 cms que produce destrozos en los músculos tensor de la fascia lata, vasto externo y recto anterior, con orificio de salida en tercio superior cara anterior. Pronostico grave que le impide continuar la lidia. Intervenido en la Enfermería de la Plaza y se traslada a la clínica La Fraternidad.
Fdo: Dr. García Padros. “
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