A la caída de la tarde, cuando el sol va perdiendo fuerza y se deja notar la brisa serrana, comenzó en la placita de tientas de la finca Lomato, donde pastan las reses de José García Guillén, que se lidian con el hierro de Madroñiz, un tentadero dirigido por el matador de toros Miguel Ángel Perera con la participación del también matador de toros Ambel Posada y el becerrista cordobés Jesús Puntas que no se arrugó en ningún momento.
Perera venía de triunfar en Pamplona, y a pesar de que está toreando con frecuencia y anunciado en todas ferias, no desaprovecha la ocasión para no perderle la cara al toro. Máxime cuando sabe, por haber tentado aquí en varias ocasiones, que este ganado da la oportunidad de pasarlo muy bien por su nobleza y bravura. Y efectivamente así fue. Se tentaron ocho becerras, cuatro para cada matador, saliendo Puntas en todas ellas dejando constancia de su bisoñez pero que gracias a los consejos de Perera que se interesó por el chaval fue superándose técnicamente saldando su participación en el tentadero con nota alta.
El tentadero concluyó cuando la noche cerrada cayó sobre la finca. Todos nos fuimos con la alegría de haberlo pasado estupendamente, ya que las ocho eralas dieron un juego extraordinario, lo mismo para el caballo al que entraron repetidas veces, como para la muleta donde no se cansaban de embestir. Y es que García Guillén ha conseguido, a base de paciencia e inteligencia, sacar un producto para disfrutar por lo bravo y noble.- L.R.G.
Perera venía de triunfar en Pamplona, y a pesar de que está toreando con frecuencia y anunciado en todas ferias, no desaprovecha la ocasión para no perderle la cara al toro. Máxime cuando sabe, por haber tentado aquí en varias ocasiones, que este ganado da la oportunidad de pasarlo muy bien por su nobleza y bravura. Y efectivamente así fue. Se tentaron ocho becerras, cuatro para cada matador, saliendo Puntas en todas ellas dejando constancia de su bisoñez pero que gracias a los consejos de Perera que se interesó por el chaval fue superándose técnicamente saldando su participación en el tentadero con nota alta.
El tentadero concluyó cuando la noche cerrada cayó sobre la finca. Todos nos fuimos con la alegría de haberlo pasado estupendamente, ya que las ocho eralas dieron un juego extraordinario, lo mismo para el caballo al que entraron repetidas veces, como para la muleta donde no se cansaban de embestir. Y es que García Guillén ha conseguido, a base de paciencia e inteligencia, sacar un producto para disfrutar por lo bravo y noble.- L.R.G.
Es un buen ganadero y una buena persona
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