domingo, 2 de mayo de 2010

ANTROPOLOGIA DE LA FIESTA Y SU INFLUENCIA EN LA CULTURA HISPANICA (Capitulo VI)


Por El Zubi
El léxico taurino impregna nuestro lenguaje coloquial yo creo que por la importancia trascendental que la Fiesta de los Toros tiene.  No son pues los intelectuales  los que han hecho la Fiesta, sino el pueblo. Una Fiesta que no es ni de derechas, ni de izquierdas, ni de centro, sino de todos. El lenguaje taurino no es precisamente intelectual, nace de la experiencia inmediata y es visual, intuitivo y pintoresco y por eso lo adopta el pueblo. Es un lenguaje con el que se refleja los avatares de nuestras vidas, y si no vean estas frases a modo de ejemplo: “Fulanito se duele en banderillas”; “Chorrea hasta la pezuña”; “le han puesto un par en todo lo alto”; “ciertos son los toros”; “ este chico es desecho de tienta”; o esa expresión que dice :”vete al cuerno”, que es lo mismo que mandarte a hacer gárgaras. Expresiones como “estar entre los cuernos del toro”, “coger al toro por los cuernos”, “Ver los toros desde la barrera”, “entrar en corto y por derecho” , “vaya un embolado en el que me han metido”  o “le tengo mas miedo que a un toro de Miura”, “tiene peores intenciones que un Vitorino”, son frases que a diario las estamos utilizando en nuestra conversaciones cotidianas de la vida. La Fiesta refleja nuestras peculiaridades psicológicas, la llevamos metida en la masa de la sangre y en  nuestros cerebros.
Es un lenguaje que no solo lo utilizan los aficionados para referirse a las corridas de toros, sino  que lo usa  cualquier hablante de nuestra cultura hispánica al referirse a la vida en cualquiera de sus aspectos. Es la filosofía popular española. No ocurre lo mismo por ejemplo con el lenguaje de los médicos, de los economistas, o de los juristas. La Fiesta de los Toros es algo eminentemente popular,  y si se ha mantenido a través de los siglos es porque el pueblo lo ha considerado como algo propio. 
Ocurre además algo curioso y es que este lenguaje taurino lo utilizan con absoluta naturalidad incluso aquellos a los que no le interesa la fiesta, porque sirve para referirse metafóricamente a la vida en general. Por ejemplo en el mundo de la política la utilización del lenguaje taurino es continua y amplia. Recuerdo que en un debate sobre el Estado de la Nación  en el Congreso de los Diputados, en aquellos años en que gobernaban los socialistas, Aznar acusó a Felipe González de que “toreaba para la galería... que  hacía un brindis al sol... y que tenía que bajar a la arena”.  Recuerdo que Aznar le dijo esta frase: “si el Gobierno sólo dialoga cuando le conviene pinchará en hueso...”. Estos símiles taurinos los utilizan continuamente, políticos, empresarios, banqueros...hasta entrenadores de fútbol.
Sin embargo donde el lenguaje taurino adquiere unas dimensiones expresivas gigantescas es en el exótico y cotidiano mundo de las relaciones amorosas entre el hombre y la mujer, ya que en el juego amoroso de la conquista se identifica al toro con la mujer. Los hombres utilizamos determinadas expresiones taurinas para ilustrar mejor nuestra  relación con la mujer. Por ejemplo ese refrán  que dice: “para torear y casarse, hay que arrimarse”. De tal forma que podemos encontrar cierto paralelismo entre el juego taurino y el juego amoroso.
El hombre  tiende a utilizar con frecuencia metáforas taurinas, no sólo para describir a la mujer y su maravillosa anatomía, sino para describir sus relaciones con ella. Con frecuencia oímos expresiones como estas referidas a una mujer: “Vaya pitones que lleva, que parece un Vitorino”; ”Vaya remos”, “Qué mujer, qué bien armada está”, “Qué cuartos traseros” o “Qué trapío tiene al andar”, o “la gachí entró en el bar  se paró, nos miró y se encampanó” (es la actitud desafiante, de las modelos en las pasarelas, por ejemplo).

(Continúa mañana)

2 comentarios:

  1. El lenguaje de los toros forma universos alegóricos en diferentes ámbitos de nuestra vida, y el amoroso o sexual no iba a ser menos.

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  2. Efectivamente es un universo inacabable de alegorias, porque la Fiesta es un reflejo exacto de la vida misma y tan universal como ella. Nuestra vida es una corrida de toros y el mundo es la plaza, como decía don Miguel de Unamunu. Gracias por seguirme

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