LOS TRES ESPADAS SALIERON A HOMBROS
L.R.G.
L.R.G.
(2-10-2011)
Plaza: Portátil instalada en la plaza ochavada. Lleno en tarde de calor soportable. Se Colgó el cartel de no hay billetes.
Toros: Encierro de Hnos.Tornay muy bien presentado, sosos y noblotes con las fuerzas justas. El mejor el primero ( el del doctorado marcado con el nº 108 y de nombre “Ajumo II”.
Finito de Córdoba: siete pinchazos y dos descabellos ( silencio tras aviso) y pinchazo y estocada caída (dos orejas con fuerte protesta al palco por conceder un rabo que no había pedido el público).El torero lo rechazó prudentemente.
Manuel Díaz “El Cordobés”: estocada tendida y descabello ( dos orejas con fuerte petición de rabo) y estocada ( oreja con fuerte petición de otra, y enorme bronca a la presidencia por no concederla)
Rafael Tejada: en el toro de la alternativa estocada ( dos orejas) y pinchazo, estocada que hace guardia y descabello ( ovación).
Incidencias: Los tres toreros salieron a hombros. Terminado el paseíllo se homenajeó al torero local Juanito Méndez.
Cuando el palco quita el protagonismo a los toreros, mal asunto. Esta tarde en Aguilar de la Frontera, con un ambiente de lujo en la portátil montada en la histórica plaza ochavada y con la gente con ganas de toros y fiesta, el presidente, y sobre todo el asesor, han estado a punto de aguarlo todo con una decisión absurda. Si el público no solicita los máximos trofeos, no se pueden conceder aunque el destinatario sea el torero titular de la Peña de la que el asesor es un apasionado seguidor. Pretendió hacerle un favor a su ídolo y lo que consiguió fue echarle a los tendidos encima. Tendidos que estaban muy cabreados por que en el toro anterior le negó un rabo, pedido por toda la plaza, a Manuel Díaz. No se puede ser juez y parte, se ha dicho siempre. En fín, todo quedó en una anécdota negativa que se podía haber evitado.
Triunfador de la tarde, en número de trofeos, resultó ser El Cordobés, que sabe ganarse al público con su entrega y pundonor. A su primer toro lo recibió con unas verónicas de dentro para afuera muy aplaudidas. Después de un solo puyazo, tónica de toda la corrida, realizó un quite por chicuelinas que fue lo que acabó de encender a los tendidos. La faena de muleta la comenzó con ambas rodillas en tierra, como una tarjeta de visita de lo que vendría después. Le tenemos anotadas, sobre todo, dos tandas por la derecha con mucho sosiego y muleta baja. También con la zurda con cadera quebrada, estuvo notable.
El toro se fue apagando conforme avanzaba la faena y en las postrimerías sacó a relucir todo su repertorio basado en las cercanías y los gestos de complicidad con el público. No faltaron saltos de la rana y como la espada entró a la primera, la locura estalló. Su segundo enemigo salió lesionado de la suerte de varas y la labor de Manuel consistió en mimarlo para que no cayera el animal. Sin embargo el público le reconoció el tesón y la entrega y aunque los tendidos se tiñeron de blanco cuando rodó el animal, solo se le concedió una oreja. Los gritos de fuera, fuera, al palco duraron varios minutos y para el torero se coreó “tu si que vales” cuando daba una apoteósica vuelta al ruedo.
Finito de Córdoba realizó lo mejor de la tarde en su segundo enemigo al que recibió con un ramillete de verónicas a pies juntos y manos bajas de mucho sabor. El animal recibió un puyazo largo que nos hizo temer lo peor, pero el toro se vino arriba y Finito firmó varias tandas con la derecha de muleta relajada rematadas con pases de pecho de auténtico cartel. El Finito de siempre estaba en el ruedo. Las palmas echaban humo. Al torear al natural ya no había tanta limpieza y retomó otra vez la derecha para disfrutar y hacer disfrutar al público. El epílogo de esta buena obra lo emborronó el palco, como ya queda dicho. Así que el torero entregó a su cuadrilla los trofeos y dio la vuelta al ruedo recibiendo el cariño de la parroquia. En su primero no alcanzó a tomarle las distancias y aunque hubo destellos no consiguió realizar una faena maciza.
Abría cartel el torero de Ronda, Rafael Tejada que tomaba la alternativa. Se topó con el mejor toro del encierro, también el de menor volumen, y el muchacho estuvo muy digno. Realizó una faena variada con algunos muletazos de buena factura. En el que cerró plaza, único que recibió dos largos puyazos, ya no estuvo tan suelto. Por su inexperiencia y por que el animal no era tan bonancible en la embestida como el que le coronó como nuevo matador de toros.
Deprimente este tipo de ""eventos"" en mi pueblo
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