martes, 29 de noviembre de 2011

CARMEN POYATO: “EL TORO ME DIÓ SABIDURÍA"

                                           
Manuel Rodríguez, matador; Carmen Poyato, ganadera. Dos piezas de una sociedad, afectiva y mercantil, que han entregado su vida al mundo de la muleta y el capote

(Publicado en ABC Córdoba por Aristóteles Moreno)

Carmen Poyato ha sido una rara avis. Mujer y ganadera de reses bravas son dos ingredientes que no suelen combinar en la misma ensalada de un mundo, el de los toros, dominado secularmente por el hombre. Pero aquí está. Algunos años después de haber reconducido su negocio hacia las vacas de carne y rodeada de un universo taurino que baña cada rincón de su finca La Cigarra, cerca de las Cuevas Bajas. A su lado, cómo no, su marido, Manuel Rodríguez, matador de toros en los años en que ser torero era otra cosa.
―¿Qué hace una mujer como usted en un negocio como éste?
―Mire usted: yo he tenido a Manuel siempre a mi lado. Y él hacía y deshacía porque entendía mucho de esto.
―¿Se ha sentido fuera de tiesto?
―No. Siempre me han tratado bien.
En efecto, fue Manuel Rodríguez quien la sumergió en el océano taurino, porque Carmen Poyato (Zuheros, 1955) se crió en una familia sin vínculo alguno con la fiesta. Su padre fue emigrante en Alemania y nunca tuvo tradición ganadera ni particular afición por el albero. Hasta que un día apareció por su casa un joven llamado Manuel Benítez «El Cordobés» y su compadre de muletazos, Manuel Rodríguez. Su vida, desde ese instante, se cifró en pases de pecho y manoletinas. «Me aficioné a los toros con él», admite. «Hemos viajado mucho. A México, a Venezuela, a Francia. La primera vez que salí fuera de España fue a México, para ver a Manuel Díaz. Y hemos estado en muchos festivales. Tengo recuerdos muy bonitos».

La conversión en empresarios ganaderos vino de forma natural. Manuel Rodríguez se retiró pronto, acuciado por las cornás y un físico cada vez más disminuido, lo que lo obligó a cortarse la coleta y a abrirse camino en el mundo de los negocios. «Los toreros aspiran a tener su ganadería, su finquita, su Mercedes», sostiene Carmen Poyato, sentada a la izquierda de Manuel Rodríguez, que la escucha pacientemente. «Le vinieron las cosas bien, compró su finca y echó su puntita de ganado, que adquirió a Fermín Bohórquez. La tuvimos entre 1990 y el año 2000 y mi trabajo era llevar la documentación de la ganadería. Esto necesita más papeles que el nacimiento de un niño», sentencia.


El nombre de Carmen Poyato y su ganadería aparece estampado en un buen puñado de carteles de toros, algunos de los cuales conserva encuadrados en una sala de inequívoco sabor taurino. En un inicio, compraron 40 vacas y llegaron a tener 300 reses bravas. Toros criados en La Cigarra han ido a parar a Benidorm, Santander o Nueva Carteya, la mayor parte de ellos para corridas con caballos y novilladas. Manuel Benítez estuvo a punto de reaparecer con reses de su ganadería en la plaza de Córdoba, pero se echó atrás a última hora y prefirió hacerlo a puerta cerrada precisamente aquí, en La Cigarra. «Cuando mató a dos o tres toros los dejó», rememora Carmen Poyato. «Entonces me dijo: “¿Pero tú que le echas de comer a estos animales?”. Y ya no quiso seguir».
―¿Qué le han dado a usted los toros?
―Mucha sabiduría y satisfacciones. Ves el toro en el campo y te das cuenta de que es un animal que, sabiéndolo comprender, es muy bonito. Y es muy fiero pero tiene mucha bondad.
―¿Qué faena le ha hecho la vida?
―La faena más bonita que me ha dado Dios en la vida ha sido conocer a mi marido.
―¿Y quién se merece un par de banderillas?
―A cada uno que Dios le dé su merecido.
―Dígame un torero con mayúsculas.
―Manuel Benítez, mi compadre. No ha habido un torero como él.
―¿Y en activo?
―José Tomás.
―¿Qué tiene José Tomás que no tengan los demás?
―Que es muy de verdad.
―Si le digo Finito, ¿qué me dice?
―Buen torero, pero se conforma con muy poco. Lo ha tenido todo y le ha faltado ambición.
―¿Más cornás da el hambre?
―Más cornás te da la vida.
―¿Ha visto a toros llorar?
―Sí. Y siento mucha pena. Pero los crías para eso. Para que disfruten y matarlos.
―¿Qué le conmueve?
―Muchas cosas. Quisiera que todo el mundo fuera feliz.
―¿Hacia dónde camina el mundo?
―No sé dónde vamos a llegar. No hay humanidad. Cada uno va a lo suyo.
Desde la finca de La Cigarra, que compró a El Cordobés, se divisa la silueta imponente del Castillo de Almodóvar. La estampa de la Vega se revela grandiosa desde esta casa andaluza atestada de recuerdos taurinos. En la finca apenas tienen una treintena de vacas, que conservan para no perder el vínculo con la tierra y el trabajo del campo. Muchos toreros de talla han pisado esta hacienda en incontables fiestas y capeas, y de sus paredes cuelgan carteles de corridas, innumerables fotografías, insignias nacionales y cuernos, muchos cuernos.
Manuel Rodríguez es un torero de raza. «Un matador de toros se muere torero», repite incansable. Su biografía es el vivo retrato de un tiempo extinguido. Empezó con 14 años, cuando el fervor taurino lo empujaba cada noche, bajo la luz de la luna, a pegarle tres pases mal dados a las vacas bravas de algunas fincas ajenas. «Iba con mi compadre Benítez. Le pegábamos cuatro mantazos al animal y parecía que habíamos estado toreando en Las Ventas», relata fogoso. «Luego nos fuimos a la mili Benítez y yo, conocimos a don Rafael Sánchez “Pipo”, y empezamos a torear sin picadores en muchos pueblos: Lora, Andújar, Palma del Río, Écija, El Viso y en Córdoba, en la Plaza de los Tejares».
―Toreaba para huir de la miseria.
―Nunca se torea para comer. La ilusión de los toreros ha sido ese celo profesional: yo tengo que tener un Mercedes como ese tío. Y una finca. Y una ganadería. Pasábamos hambre. Pero te arreglabas con un bocadillo. Eso es lo de menos. La ilusión es superarte.
Manuel Rodríguez se superó hasta donde las cornás lo dejaron. La última vez que se vistió de torero fue en Sarria (Lugo), compartiendo cartel con El Cordobés y Palomo Linares. «Recibí una corná tremenda. Le debo la vida a mi compadre, que llevaba una ambulancia y tiene el mismo grupo sanguíneo que yo. Me rompió la femoral y me dieron tres shocks. Me veía muerto. Una muerte riquísima. Muy dulce. Las cosas del destino. Yo en el toreo pinté poco, la verdad. Me arrollaban los toros. Tengo 16 cornás, siete graves. Entonces, mi compadre me dijo: “Esto se ha acabado. No torees más”. Me retiré, me recuperé y hasta hoy lo único que he hecho ha sido trabajar».

Carmen Poyato es una mujer de pocas palabras. Quizás la intimide la grabadora y las maniobras acrobáticas del fotógrafo para captar la mejor diagonal. Casi prefiere escuchar a su marido, Manuel Rodríguez, matador de toros hasta la muerte, cuyas peripecias taurinas atiende sin pestañear. «La suya es una vida muy bonita. Muy intensa», dice. «Y yo siempre le digo: "Manolo, cuéntame cosas"».

MANUEL CAÑETE PÉREZ: DE TORERO A TAXIDERMISTA DE TOROS BRAVOS

                                     
Nacido y vecino de Almodóvar del Río, nuestro personaje se ha convertido, gracias a sus años de dedicación y trabajo en uno de los más prestigiosos taxidermistas de España.
Apenas roza la adolescencia, con catorce años,  deja el colegio y se coloca en los albañiles. Posteriormente trabaja en una fábrica de lozas hasta que ésta cerró. Después de la mili pasa un año en Alemania y cuando llevaba unos diez años casado (1980), se dedica exclusivamente a la taxidermia.
Sus comienzos en este arte se remontan a cuando apenas tenía unos quince años. Por aquel entonces siguió un curso por correspondencia del Ministerio de Educación y Ciencia y bien pronto quedó atrapado por esta modalidad. Como casi todos estos profesionales sus primeros trabajos consistían en disecar pajaritos y pequeñas aves para ir progresivamente acometiendo otros retos con piezas de más entidad.
Manuel, en sus años mozos, quiso ser torero y por las noches toreaba con “El Lagarto” saltando las talanqueras y se  relacionaba con los aficionados de la localidad  “Garbanzo”, “Chicuelo”, “Sagre”, y “Quinito” y les acompañaba a capeas y tientas. Pero aquello solo fueron ilusiones juveniles que pronto le devolvieron a la realidad, aunque desde esos años de juventud mantiene una sólida afición a la fiesta y sobre todo siente pasión por el toro bravo, animal al que, junto a su esposa, Pepi Ramírez, naturaliza como nadie, sin olvidar sus magníficos trabajos de montería como venado y jabalí. No rechaza ningún animal, exceptuando cuando le pidieron que disecara una inmensa pitón a lo que se negó. “No me gustan esos bichos”, apostilla.
Cañete recuerda que  el primer toro que disecó, lo mató Paco Ojeda en Córdoba y a partir de ahí su prestigio se fue consolidando. También se siente muy satisfecho del trabajo realizado en la restauración de las dos cabezas de los toros de las alternativas de Manuel Benítez “El Cordobés” y Manuel Cano “El Pireo”. Sin olvidar los seis ejemplares lidiados por “El Fandi” en la feria del Corpus de Granada de 2005.  Últimamente ha naturalizado un precioso ejemplar completo de Vitorino Martín.  Pocos toreros actuales hay que no tengan en su casa un trabajo con esta firma.
“En naturalizar una cabeza de toro se tarda aproximadamente un mes. Antiguamente  podía pesar cerca de cincuenta kilos, pues se usaba yeso, hoy, gracias al poliuretano, apenas si llega a los quince. Se ha ganado en facilidad en el manejo y cuidándolas pueden durar siempre”., nos dice.
Manuel ha expuesto en todas las ediciones de la Feria Mundial del Toro de Sevilla con un stand propio siendo también un asiduo en Inter Caza habiendo conseguido importantes premios. Ha participado en numerosas exposiciones y ferias y sus trabajos son solicitados desde toda España, Francia y Portugal.
Manuel recuerda que uno de los trabajos más curiosos que ha realizado fue para la película ”Entre lobos”…”como los lobos que salen son adiestrados, me encargaron desde el equipo de producción  que les disecara varios conejos para la escena en que el chaval se los echa. No querían que los lobos comieran carne de conejo”.
“También otra vez una productora de Londres me alquiló un toro que tenía disecado completo. Nos fuimos al polideportivo de la sierra y allí estuvimos todo el día rodando para un spot publicitario. Luego cuando terminaron el montaje, el toro se veía corriendo como si estuviera vivo. Los trucos del cine.”
En su casa taller de Almodóvar del Río posee un museo permanente de los trabajos que realiza. Les recomiendo que lo visiten, es una gozada.-

lunes, 28 de noviembre de 2011

CÓRDOBA: ENTREGA DEL IV CERVATILLO TAURINO

 
En el restaurante “Casa Rubio” de Córdoba, se han entregado los trofeos del “Cervatillo Taurino” en su cuarta edición; este trofeo, como resaltó el coordinador del mismo, Alejandro Rodríguez, tiene la peculiaridad de que no premia algo definido con anterioridad sino el hecho taurino más destacado ocurrido durante la feria cordobesa de  Nuestra Señora de la Salud por un lado y, por otro, durante la temporada en el ámbito de la provincia. Este trofeo se va consolidando como uno de los más prestigiosos de toda la provincia.
Al acto, cerrado con una magnífica cena, acudieron, además del jurado, un buen número de  informadores taurinos de la capital y la provincia,  los galardonados, los concejales del Ayuntamiento de Córdoba Rafael Jaén, Amelia Caracuel, la Teniente de alcalde Laura Ruiz y la presidente de la Diputación de Córdoba que, en esta ocasión, asistía como alcaldesa del Ayuntamiento de Priego de Córdoba, los ediles del Consistorio prieguense Miguel Forcada, Cristina Casanueva, Juan C Pérez Cabello, Rafael Pulido y Agustín Espinosa, así como otros invitados.
Miguel Cabezas, gerente del grupo de empresa Cabezas Romero, patrocinador del Cervatillo Taurino agradeció a todos su presencia y reivindicó mayor apoyo institucional para la Fiesta de los Toros; destacó el significado de la denominación del trofeo, compuesta por dos palabras, por un lado “Cervatillo”, uno de los iconos de la cultura cordobesa y por otro “Taurino”, que representa una de las máximas expresiones de esa cultura.
A continuación Alejandro Rodríguez explicó que, en esta edición, el jurado ha considerado que el hecho más destacado, de la feria de mayo cordobesa, ha sido la actuación de la cuadrilla de José María Manzanares, por la labor de conjunto realizada en la tarde del día 26, ante una corrida de Juan Pedro Domecq, destacando especialmente en el sexto en el que pusieron al público en pie, recibiendo una gran ovación; todo un espectáculo de lidia sensible y eficaz, una suerte de varas ejecutada  con mesura y acierto,  y un tercio de banderillas perfecto, sin olvidar la colaboración imprescindible del mozo de espadas y del ayuda. Afirmando que este grupo de hombres se ha convertido en una de las mejores cuadrillas de los últimos tiempos.
La Teniente de Alcalde de Participación e infraestructuras del Ayuntamiento de Córdoba hizo entrega del trofeo a Francisco Javier Recio “Repiso” que, con emotivas palabras, dio las gracias en nombre de sus compañeros y destacó la particularidad de que, por primera vez, se concediera un trofeo a toda la cuadrilla.
Acto seguido, el coordinador platicó sobre los méritos que ha reunido el Ayuntamiento de Priego de Córdoba para obtener el trofeo como el hecho taurino más destacado acaecido en la provincia de Córdoba, durante la temporada 2011; así destacó que casi una década han durado los esfuerzos, las obras y las inversiones, por parte del consistorio, para poder recuperar la plaza de “Las Canteras”, con más de cien años de existencia, que presentaba un estado casi ruinoso y estuvo  a punto de desaparecer, pero que fue reinaugurada el 20 de marzo pasado y ha llegado a ser la segunda plaza de la provincia en número de festejos.
El trofeo lo entregó Miguel Cabezas y lo recogió la alcaldesa de Priego de Córdoba María Luisa Ceballos que agradeció la concesión del premio y manifestó  que aún se tiene que seguir trabajando para rematar con la instalación de la iluminación y actuaciones diversas en el entorno del coso. La Alcaldesa de Priego hizo entrega a Miguel Cabezas del libro “Fiestas de toros en la comarca de Priego de Córdoba” cuyo autor es Miguel Forcada.
Cerró el acto la Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Córdoba Laura Ruiz que felicitó a los premiados,  resaltó el acierto en la concesión de los trofeos y el apoyo del Ayuntamiento de Córdoba a la Fiesta de los toros.




jueves, 24 de noviembre de 2011

EL POSMODERNISMO DE MANUEL BENITEZ "EL CORDOBÉS"

Por Domingo Delgado de la Cámara
de http://www.detorosenlibertad.com
 
El pasado cuatro de Mayo de este año de gracia de 2011, Manuel Benítez Pérez cumplió setenta y cinco años. El Cordobés cumplió sus bodas de diamante con la vida. La efeméride ha pasado totalmente desapercibida. Prácticamente nadie la ha recordado. Y sí que merece la pena volver a hablar de Manuel Benítez, porque es el último gran revolucionario que ha tenido la fiesta. Y el último gran heterodoxo. Benítez cierra la lista de los revolucionarios. Después de él, las revoluciones habidas han sido dos tormentas en un vaso de agua: ni Paco Ojeda ni José Tomás han revolucionado nada. En primer lugar, porque sus carreras han sido demasiado breves e inconstantes. Para imponer un nuevo credo taurino, es imprescindible la constancia y la persistencia.

Además, los terrenos pisados por Ojeda eran precisamente los explorados por Manuel Benítez años antes; y los procedimientos de José Tomás están emparentados del todo con el más exquisito y tradicional academicismo. Por tanto, estas dos supuestas revoluciones han sido producto de la imaginación calenturienta de ciertos revisteros, pero no resisten la menor confrontación con la realidad del ruedo.

En realidad El Cordobés fue el último torero moderno, y su revolución cierra la historia del toreo moderno. Después del paso de Benítez por los ruedos, la fiesta entra en su etapa posmoderna, etapa en la que nos encontramos actualmente, y de la que aún no se tiene la suficiente perspectiva para enjuiciarla.

El toreo a pie profesional ha pasado por las siguientes edades históricas: la Edad Arcaica, que es la etapa de formación del espectáculo, y que abarca casi todo el siglo XVIII. Con la aparición de la primera tríada de figuras, Costillares, Pedro Romero y Pepe Hillo, entramos en la Edad Antigua, que transcurre desde los últimos años del siglo XVIII (concretamente desde 1789, año en el que los tres citados torearon juntos), hasta 1914, cuando se encuentran en los ruedos Joselito y Belmonte. Y con ellos empieza la Edad Moderna del toreo.

Tras más de un siglo de inmovilismo, a partir de José y Juan el toreo va a entrar en una fase de profundísimas transformaciones, tanto técnicas como estéticas. Juan, con su estética novedosa y con sus intentos de quedarse quieto, y ayudado por la técnica imaginativa y vanguardista de Joselito, abrirá una etapa nueva que será crucial en el devenir de la fiesta. Manolete será quien sea capaz de quedarse quieto con todos los toros. Y el Cordobés llevará esta quietud a sus últimos extremos, cerrando así la Edad Moderna.

Cuando Manuel Benítez se retiró por primera vez en 1971, se cerró la historia del toreo moderno. Y desde entonces estamos inmersos en el toreo posmoderno, que no es más que la repetición virtuosa de lo ya mil veces visto. Y en esta tauromaquia posmoderna las revoluciones son imposibles. Por una razón: porque Benítez ya se había metido en todos los terrenos, llegando a invadir completamente el terreno del toro. Y, por otra parte, El Cordobés distorsionó la estética torera hasta lo inimaginable. Y así hizo imposible cualquier ulterior intento revolucionario.

Ha sido el manierismo, más o menos virtuoso, el gran definidor del toreo posmoderno. La repetición constante y permanente de un supuesto clasicismo. Por eso todas las grandes figuras de esta etapa posmoderna tienen un concepto muy clásico. Porque Benítez hizo imposible cualquier revolución posterior. Él es la Revolución, el non plus ultra. No se ha podido ir más allá. A los toreros posteriores solo les ha quedado el camino del refinamiento estético, tan virtuoso unas veces, tan empalagoso otras.

Juan Belmonte-Manolete-El Cordobés. He aquí la gran terna de heterodoxos del toreo moderno. Estos son los tres grandes revolucionarios, y nadie más. Los otros toreros tenidos por geniales y revolucionarios, fueron aproximaciones pálidas de los tres colosos. Los toreros tenidos por artistas, son un pálido reflejo de lo que fue Belmonte. Los que se han quedado muy quietos, un pálido reflejo Manolete esta vez. Y los de aire iconoclasta y contestatario, palidecen al compararlos con El Cordobés. Y enfrente de la terna revolucionaria, está la terna clásica y compiladora del toreo: Joselito el Gallo-Pepe Luis Vázquez-Paco Camino. Todos los toreros tenidos por clásicos, se han arrimado a los conceptos de estos tres fenómenos, las tres mentes más clarividentes del toreo moderno.

En esta retrospectiva de los toreros clave de la tauromaquia moderna, no puedían faltar dos nombres: Domingo Ortega y Chicuelo. El primero llegó al dominio absoluto del toro con unos procedimientos personales, sui generis, muy distintos a los utilizados por Joselito y los otros toreros poderosos. Chicuelo es el eslabón perdido entre José y Juan, por un lado, y Manolete por el otro. Ligando en redondo como José y yéndose al pitón contrario como Juan, fue el primero que realizó faenas como las actuales. Pero por su abulia y falta de valor, lo hizo en muy pocas ocasiones. Es Manolete quien impone definitivamente este concepto, el de la ligazón y estructura de la faena, porque él sí que tenía valor para hacerlo. Y será Manuel Benítez quien lleve la quietud y la cercanía al paroxismo, pues su valor era sobrehumano.

Y ya está, señores. Ya está. Todos los demás toreros, muchos muy buenos, apenas aportaron nada a la evolución del toreo. Se limitaron a hacer lo ya conocido.

Belmonte fue el primer revolucionario, el que trajo el afán por quedarse quieto. Manolete fue el segundo revolucionario, el que impuso definitivamente esta quietud. Y El Cordobés es el tercer revolucionario, el que llevó esta quietud hasta sus últimos extremos.

Y no ha habido más revoluciones. El leit motiv del toreo moderno es la obsesión por la quietud, y esta obsesión es lo que une a los tres grandes revolucionarios.

Otra característica común de los tres revolucionarios, es lo desbordante de su personalidad. El patetismo intelectual de Belmonte, el estoicismo espiritual de Manolete y la irreverencia iconoclasta de Benítez, fueron tres imanes poderosos que hicieron de ellos tres mitos españoles. No solo mitos en el mundo de los toros, sino que fueron los tres personajes más admirados e idolatrados de la España de los años diez, los cuarenta y los sesenta respectivamente.

Poner al mismo nivel el caso José Tomás, es simplemente una chaladura producto de la tremenda incultura taurina de los creadores de opinión. José Tomás es un inconstante torero clásico. ¿Qué tiene que ver con una revolución? Además, la manera en que José Tomás dirige su carrera, es de lo más prudente y conservador: pocas y muy escogidas corridas, con compañeros que no incordian. Si esto es una revolución, que venga Dios y lo vea. La terna revolucionaria por su parte, toreó cien festejos al año durante muchos años, en cualquier plaza y con cualesquiera compañeros. Compañeros tan molestos y competitivos como Joselito, Arruza, Luis Miguel Dominguín, Diego Puerta, Paco Camino, El Viti...

Siempre he dicho que El Cordobés fue la consecuencia de Manolete. El uno era elegante y el otro zarrapastroso, es verdad. El uno tenía clase, mientras las maneras del otro eran de una zafiedad total. Pero la tauromaquia de ambos se basa en los mismos conceptos: la quietud, la ligazón y la mano izquierda. Manuel Benítez lleva las ideas de Manolete a sus últimas consecuencias. Todavía más quieto, todavía más ligado y todavía mejor mano izquierda. Un torero portentoso, con un aguante y un mando únicos.

Y con muy mala prensa, cosa que, por otra parte, me encanta. Pues nada me gusta más que discrepar de la crítica establecida. La mayoría solo supo ver las melenas, la risa de hiena y el salto de la rana. Y no se dieron cuenta de que todo eso era lo accesorio y no lo fundamental. Lo fundamental era un valor brutal que le permitía pasarse al toro muy cerca y ligar ¡diez naturales y el pase de pecho! como quien lava. Su zurda ha sido de las mejores de la Historia. Y ahí están las imágenes para quien las quiera repasar. Por ejemplo, las del Atanasio con el que cortó por primera vez en Madrid dos orejas en el 64; las del Torrestrella y el Marqués de Domecq de Bilbao; las del Núñez al que cortó el rabo el Sevilla... En estas tardes no hubo rana. No la necesitó. Eso era la traca final. La base de sus triunfos siempre fue la quietud y la mano izquierda. Se arrimaba más que nadie y podía más que nadie. Por eso mandó en el toreo de su tiempo.

Se equivocan, pues, los que dicen que El Cordobés fue solamente un fenómeno publicitario. El toro no entiende de fenómenos publicitarios porque no lee los periódicos. Hubo muchos toreros por aquellos años que creyeron encontrar un filón explotando las maneras irreverentes y chabacanas de Benítez. Ninguno llegó a nada. No se daban cuenta de que eso era la anécdota, porque lo esencial y la base del éxito del Cordobés era el valor, la quietud, la ligazón y la mano izquierda.

En cuanto a sus maneras tan discutidas debemos decir que fue un fenómeno que se había producido en todas las artes. El culto por el feísmo y la contestación a la estética clásica, también se habían dado en la música, en la pintura, en la arquitectura, en la escultura... Y el toreo no iba a ser la excepción. El Cordobés es en el toreo lo que Stravisnsky había sido en la música. La diferencia es que todos los musicólogos alabaron siempre la aportación de Stravinsky, mientras que la crítica taurina no termina de ver la importancia de Manuel Benítez El Cordobés, con el que culminó la historia del toreo moderno.

Un día, en un arrebato de locura de los suyos, se montó encima de un toro. Fue su forma de demostrar que había invadido totalmente los terrenos y tenía al toro totalmente dominado. Era el fin de la tauromaquia moderna. Habían transcurrido sesenta años desde la aparición de Juan Belmonte: Belmonte el Alfa, El Cordobés la Omega del toreo moderno...

Dentro de dos años, en el 2013, se cumplirán los cincuenta años de su alternativa. Esperemos que entonces sí se acuerden del Ciclón de Palma del Río, y que se le otorgue el homenaje que se merece uno de los toreros más transcendentales de toda la historia de la tauromaquia.

martes, 22 de noviembre de 2011

CÓRDOBA: Mª JOSÉ BARRERA RECIBE EL PREMIO “TARIK DE IMPERIO”


LA ESCRITORA TAURINA ES DISTINGUIDA POR SU INTACHABLE TRAYECTORIA PROFESIONAL

En el transcurso de un entrañable acto, la escritora taurina de Caravaca de la Cruz, María José Barrera López-Chicheri ha recibido el premio literario Marcelo Moreno “Tarik de Imperio” en su sexta edición. Este galardón honorífico, instituido por la revista taurina cordobesa “La Montera”, viene a premiar la intachable trayectoria profesional y defensa de la fiesta de los toros que los titulares de la información taurina realizan a  través de sus crónicas  y textos.
El desarrollo del acto, presidido por el Tte. de Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Córdoba Rafael Jaén Toscano, el presidente de la Federación Provincial Taurina de Córdoba Antonio Sanz Llergo y el ilustre aficionado Pedro Rodriguez Cantero, fue dirigido y presentado por el crítico taurino Juan Plata que glosó los méritos contraídos por la escritora murciana para esta distinción. Inmediatamente Rafael Jaén entregó a Mª José Barrera el premio consistente en un artístico diploma enmarcado.
Al darse la circunstancia de que el padre de la homenajeada, el matador de toros Pedro Barrera, compartió cartel dieciséis tardes  con Manuel Rodriguez “Manolete”, la tertulia taurina La Montera le hizo obsequio de un busto del malogrado torero.
Por su parte Mª José Barrera agradeció esta distinción y dijo sentirse muy honrada de que una entidad taurina cordobesa la haya premiado ya que ella es una enamorada de Córdoba, ciudad a la que acude con frecuencia para perderse, sobre todo, por el barrio de Santa Marina, cuna de grandes toreros y por eso considerado el barrio más taurino del mundo, añadió.
Antes de pasar a tomar una copa de vino, intervino la cantaora Isabel de la Haba que interpretó varios pasodobles en honor de la homenajeada.- L.R.G.

CURRICULUM

MARÍA JOSE BARRERA LÓPEZ - CHICHERI

Hija del matador de toros Pedro Barrera, nieta del ganadero de bravo Waldo José López-Chicheri y madre del novillero Daniel Barrera, María José ha vivido siempre en casa el ambiente taurino. Estudió bachillerato en el colegio Jesús María de Murcia, así como Magisterio y Filosofía en la Universidad de Murcia, ampliando estudios en Francia, Suiza y Portugal.

Sus primeros pasos en prensa escrita fue en 1980 en la revista que editaba el Obispado de Murcia. Y su debut con la crítica taurina, sucedió en 1990, en el programa taurino de Caravaca Radio de la mano de Francisco Rodriguez. A la jubilación de éste (1993) pasó a ser directora y presentadora del programa “Tiempo de toros”, que se emite todo el año.

Desde 2002 asume la crítica taurina del periódico “El Faro de Caravaca de la Cruz”, con una página semanal, y de Murcia. Su labor como informadora taurina ha alcanzado tal prestigio, que sus colaboraciones en otros medios se han multiplicado: tales como  la revista “Por derecho”, editada por la Federación de Asociaciones Taurinas de la Región de Murcia, el magazine informativo cultural de Valencia y Murcia “La Bahía” (Taurina), corresponsal del programa de la televisión murciana “De grana y oro”, colaboradora en el programa taurino de Popular Televisión de Murcia, y desde hace varios años ha colaborado asiduamente con la revista taurina cordobesa “La Montera”.

Su relación  con la Córdoba taurina es muy fluida, pues son numerosas las conexiones en directo, desde sus programas de radio, para informar a sus oyentes de todo cuanto se cuece en nuestra  tierra.

Participante habitual en conferencias y tertulias taurinas, ha organizado numerosas actividades relacionadas con el mundo de los toros, destacando, por su magnitud y valor sentimental la Exposición Antológica dedicada a su padre el matador de toros Pedro Barrera. También fue muy interesante, y de un calado informativo importante, el ciclo de conferencias y exposición programado por el Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz con motivo de la conmemoración del 125 de la inauguración de la Plaza de Toros de dicha localidad.

Desde su primera edición, y ya van seis, es la coordinadora de las Jornadas Taurinas que anualmente organiza el Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz. María José, asimismo, ha impartido numerosas conferencias taurinas en diversas localidades de nuestra geografía.

En reconocimiento a su defensa a ultranza de la Fiesta, el Club Taurino de Blanca, la nombró Socia de Honor, distinción que hay que unir a otras recibidas de distintas Asociaciones y Peñas Taurinas.

María José Barrera, pertenece a la Asociación de Críticos Taurinos de Cataluña, en solidaridad con la lucha a favor de la Fiesta que, desde hace tiempo, llevan los profesionales de aquella Comunidad, antaño la más taurina de España.

Cordobesa de sentimiento, María José Barrera, se confiesa enamorada de nuestra ciudad. Hasta tal punto que pasa largas temporadas entre nosotros. Siente veneración por “Manolete”, al que su padre, el matador de toros Pedro Barrera, acompañó 16 tardes en los carteles. Y por esa admiración y cariño por el IV Califa, gusta perderse en el barrio de Santa Marina y La Lagunilla.

Por su cariño a nuestra ciudad y su intachable trayectoria profesional en defensa de nuestra incomparable  Fiesta de los Toros se le concedió el Premio Periodístico Marcelo Moreno “Tarik de Imperio” que anualmente concede La Montera.

 

sábado, 19 de noviembre de 2011

TORERO Y ABOGADO: EL MATADOR DE TOROS ANDRES LUIS DORADO JURA COMO ABOGADO



ES EL PRIMER TORERO CORDOBES QUE EJERCE LA ABOGACÍA

El Ilustre Colegio Oficial de Abogados de Córdoba organizó en el Salón de Mosaicos del Alcázar de los Reyes Cristianos el acto solemne de juramento de los nuevos letrados que se incorporan al Colegio como miembros de pleno derecho y por tanto se les faculta para ejercer.

Entre ellos se encontraba el matador de toros cordobés Andrés Luis Dorado que terminó brillantemente su carrera hace tres años y que ha decidido compaginar ambas profesiones. Dorado fue apadrinado por el brillante jurista Francisco Muñoz Cosano y arropado por su familia y amigos en un acto muy emotivo que concitó a numeroso público.

Andrés Luis Dorado es hijo del prestigioso crítico taurino Andrés Dorado que en su juventud intentó ser torero y para eso se preparó intensamente en la Escuela Taurina del Frente de Juventudes que dirigía el gran aficionado taurino Luis Rodriguez, dándose la feliz circunstancia que con el paso del tiempo se ha convertido en el mejor consejero del joven matador.

Es la primera vez que un matador de toros forma parte, como abogado, del Ilustre Colegio de Córdoba. Toga y muleta necesitan mucho temple en su manejo para desenvolverse con destreza y soltura, y de eso Dorado está sobrado.

Le auguramos al joven matador los mayores éxitos en ambas responsabilidades, pues si como torero sus triunfos le avalan, su completísima preparación académica le puede convertir en breve en un reputado abogado.- L.R.G.




CÓRDOBA: PREMIO “CAPOTE DE BREGA” A LA ILUSIÓN


El novillero sin caballos Tomas Campos, de Gerena (Sevilla) ha recogido el Capote de Brega que cada temporada  entrega la tertulia taurina Tercio de Quites a los novilleros sin caballos que han destacado por su buen hacer y afición.

Tomas toreó en la plaza de toros de Córdoba en la pasada feria de mayo y según el jurado, dejó una muy buena sensación a pesar de no haber logrado cortar trofeos, lo que le supuso ser ganador en esta XIV edición del galardón.

El acto de entrega se llevó a cabo en el transcurso de un almuerzo y corrió a cargo del miembro de la tertulia y matador de toros Agustín Castellano “El Puri” que en breves palabras alentó al chaval a no desistir nunca de ser torero, por las sensaciones que se sienten y por ser el oficio más bonito del mundo. Por su parte el chaval agradeció el regalo diciendo que ojalá le sirva como talismán para cosechar grandes triunfos en su carrera.- L.R.G.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

AGRADECIMIENTO: NUESTRA BODA, UN SUEÑO CUMPLIDO

 
El pasado día 11, en el marco incomparable de los Jardines Taurinos El Pilar, apadrinados por Manuel Rodriguez Requena y su esposa Carmen Poyato Espejo,  nos unimos en matrimonio en el transcurso de una entrañable ceremonia presidida por el concejal del Ayuntamiento de Córdoba, Rafael Jaén.

Posteriormente, en la plaza de toros, mientras degustábamos una exquisita comida campera, disfrutamos de un tentadero de seis reses bravas gentileza del ganadero José García Guillén que lidia con el nombre de  “Madroñiz”. Las labores taurinas las llevaron a cabo los matadores de toros Manuel Rodriguez, Rafael González “Chiquilín”, Sergio Sanz y Andrés Luis Dorado que contaron con la colaboración de Manuel Sánchez Saco, Juan Antonio García “El Califa” y el aficionado práctico José Antonio Rodriguez Galán. Fue un día precioso con una temperatura ideal para que todo se desarrollara perfectamente.

Desde estas líneas queremos mostrar nuestra más sincera gratitud a familiares y amigos que nos acompañaron, al concejal que nos casó, a los padrinos, al ganadero, a los toreros, a la cantaora Isabel de la Haba, a los compañeros de la prensa  por la difusión, al personal del Restaurante El Pilar y en definitiva a todos aquellos que han contribuido al éxito de una jornada que nunca olvidaremos.- Ladis y Ana.

lunes, 14 de noviembre de 2011

LADIS Y ANA: PINCELADAS TAURINAS DE UNA BODA MUY TORERA

Concluida la ceremonia, presidida por el Concejal del Excmo. Aytto. de Córdoba Rafael Jaén, comenzó la fiesta iniciada con un tentadero real, gentileza del ganadero José García Guillén que lidia sus reses con el nombre de Madroñiz. Las cinco eralas que se tentaron dieron  nota alta. Fueron repetidoras en el caballo y luego en la muleta no se cansaron de embestir. Por lo tanto, los toreros actuantes Manuel Rodriguez Requena, Manuel Sánchez Saco, “Chiquilín”, Sergio Sanz y El Califa, nos hicieron pasar una jornada inolvidable.

El mismo extraordinario juego dio la becerra soltada en último lugar para los invitados valientes. Tras probar al animal en el caballo se solicitaron voluntarios que quisieran demostrar sus cualidades toreras, destacando sobre todos el hermano mellizo del novio José Antonio Rodriguez Galán, muy curtido en estas lides, dignísima fue igualmente la intervención de Juan Plata que no perdona cualquier oportunidad que se le presenta para torear, le siguieron Antonio Sanz, Ángel Mendieta, Pedro Lucas, algunos más y por fin los novios, lo que significó el debut para ambos. Ana, acompañada de Manuel Rodriguez, padrino del enlace, toreó al alimón con mucho valor y gracia, y,  con valor pero con menos gracia Ladis salió airoso tras enjaretar varios muletazos a la becerra que era más buena que la madre Teresa de Calcuta. Luego se fueron sucediendo los circunstanciales toreros hasta que el animal volvió al chiquero con la aureola de excelente.

A todo esto los camareros no cejaban en su empeño y una y otra vez ofrecían las ricas viandas a los numerosos asistentes hasta que llegó la hora de la barbacoa donde los profesionales  de Los Jardines Taurinos de El Pilar echaron el resto. Todo exquisito  y  para rematar  el  clásico perol cordobés. Faena, pues, de dos orejas y rabo.

Una jornada muy completa para un día inolvidable. Felicidades queridos amigos.- R.R.